¡La ironía y la falsa revolución!

Patricio Valdivieso Espinosa

No todo lo que brilla es oro, ni todo lo que parece bueno, es perfecto. Sin duda la vida tiene sus pro y sus contras, pero en medio de todo esto, la ironía y la falsedad hoy en día superan los límites de la imaginación, cuando vemos que con todo desparpajo sigue un pequeño grupo de fanáticos del socialismo del siglo xxi, creando ficciones para convencerse que todo el atraco que sufrió el Ecuador, es un montaje de sus mismos aliados, hoy presuntamente contrarios. Lo peor de todo es que, traman santificar a la banda, repitiendo que son inocentes, que el hostigamiento al que los han sometido, es por pura persecución política.

¿Quiénes los persiguen? ¿Por qué los persiguen? y ¿para qué los persiguen? Los de la mal llamada revolución, con trampas o sin ellas, impusieron el gobierno actual, siendo evidente que gobiernan con la misma gente. Con ciertas excepciones, los jueces, fiscales, contralor, superintendentes, procurador, consejeros, fueron elegidos de entre sus mismos seguidores en procesos casi siempre cuestionados; por lo tanto, si alguien los persigue, son de ellos mismos, porque saben cómo, dónde, con quién y qué realmente se llevaron.

Seguramente los persiguen, porque los descubrieron y ya no pueden ocultar tanto acto delictivo que cometieron en tiempos de la revolución; porque hay gente que se cansó de alcahuetearlos y ver el cinismo con el que encajaban la gran estafa montada entre el discurso facineroso y el vil atraco. Obviamente los persiguen, para liberarse de la cúpula facinerosa, liberarse del contagio al que los sometieron, para evitar ser involucrados por la complicidad y encubrimiento que por acción u omisión cometieron.

Pero en el fondo, lo más irónico, es la falsedad que vienen levantando en redes sociales, donde intentan venderle a la gente que los persigue la oligarquía, que los hostigan los partidos políticos, que los fustigan la fiscal y los jueces. Sin sangre en la cara, pretenden aplicar el contagio en las masas, pero es indiscutible que ya nadie les cree, el pueblo jamás les perdonará haberlo engañado; se hacían los santos, los humanistas y terminaron siendo viles saqueadores de los recursos públicos. (O)

[email protected]