Gradualismo fracasado

La “gobernabilidad” es un concepto aparentemente nuevo, pero ha sido/debatido desde tiempos remotos, aunque no se haya utilizado esta palabra. Pretende definir según el tratadista Carmou, citado por el expresidente Rodrigo Borja en su ‘Enciclopedia’, como un estado de equilibrio entre los sectores estratégicos; es decir, entre los que tienen suficiente poder para alterar el orden público y quienes pueden impulsar o amenazar detener el desarrollo pacífico de la sociedad.

Estos equilibrios permiten que los gobernantes puedan ajustar razonablemente las economías. Frente a las crisis solo existen dos formas de enfrentarlas: con política de shock, cuya paternidad se le imputa a las políticas mal llamadas neoliberales y a los organismos financieros internacionales, y las graduales, defendidas por doctrinas más populistas que, en el fondo, buscan que el mesianismo, ajustes diferidos y la madre naturaleza solucione los problemas.

Hoy el continente tiene ejemplos claros de gradualismo, como es el caso de Argentina, donde se ha comprobado que el diferimiento de soluciones claras permite el establecimiento de grupos de presión que manipulan los mercados y están Ilevando ese país a un tobogán casi imparable que pone en peligro hasta la estabilidad democrática.

En Ecuador todos hablan de que las medidas tomadas son insuficientes y es claro y simple: cuando se gasta más de lo que se tiene, siempre se quiebra y no se requiere sabiduría para entender que la bonanza se la llevaron unos vivos y la crisis la debemos pagar todos y mientras más rápido mejor. Cuidado no aprendamos las lecciones de la historia y de tanto esperar, la crisis nos supere.


Como fuerza social, un individuo con una idea vale por noventa y nueve con un
solo interés”. John Stuart Mill Filósofo, político y economista inglés (1806-1873)

Explicar nuestras actitudes éticas convencionales no es justificarlas”. Peter Singer Filósofo y escritor australiano (1946)