Fora (fuera) Lula

Por: Ugo Stornaiolo

Siguen cayendo los ídolos con pies de barro del socialismo del siglo XXI. En Argentina, Cristina Fernández navega entre la inmunidad parlamentaria y la posibilidad de juzgamiento por la muerte del fiscal Nisman y otros casos de corrupción de su gobierno. Aduce ser perseguida, pero no se puede ocultar los latrocinios de sus cercanos colaboradores.

Nicolás Maduro hace trampa en Venezuela, aceptando su candidatura a la reelección, consiguiendo que su Asamblea exhorte al Poder Electoral para organizar los comicios antes del 30 de abril. “Lo más pronto posible. Si fuera por mí las hacemos el próximo domingo”, declaró, a sabiendas de que controla el poder electoral. Venezuela se aísla y acaba toda forma de mediación.

RC recorre en el balde de una camioneta los recintos del país, promoviendo el voto por el ‘No ‘en la consulta popular, especialmente en la pregunta 3 (sobre la reelección indefinida). Lo aclaman pocos partidarios nostálgicos y sus contrarios le lanzan huevos y le insultan. Las convocatorias del antes poderoso ‘mashi’ quedaron en nada. Falta la cereza del pastel: su procesamiento por la corrupción del gobierno de la “década perdida”.

Evo Morales se agarra del poder en Bolivia, aunque legalmente no esté habilitado para otra reelección, negada en referéndum en febrero de 2016. Fue una decisión del Tribunal Constitucional que le allanó el camino para volver a ser candidato a fines de 2019, aunque lo prohíbe la Constitución boliviana.

Tres jueces del Tribunal Regional de Porto Alegre confirmaron esta semana, en segunda instancia, la condena a prisión para el expresidente brasileño, Lula da Silva, por corrupción, poniendo en riesgo una nueva elección del líder del partido de los trabajadores en las presidenciales de 2019, pese a que tiene aceptación en las encuestas.

Hay denominadores comunes en todos los casos: caudillos populistas que acumularon gran poder, que se sirvieron de los pobres y construyeron plataformas personalistas y autoritarias, creando clientelas con subsidios y beneficios. Pero, lo que más los une es la corrupción que patrocinaron. Chávez se debe estar revolviendo en su tumba.

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