Ese fue el paraguas

Semana tras semana las cifra sobre el monto total de la deuda del Estado ecuatoriana varía significativamente. A los voceros gubernamentales, desde el Presidente hasta el Ministro de Finanzas, se les oye hablar un día de 61.000 millones de dólares y después de 66.000 millones que “podrían incrementarse”. A manera de consuelo hay quien sostiene que el endeudamiento es planetario, que hay países en las que se equipara al monto del PIB.

Sin embargo, en el caso de la deuda de Ecuador sí hay razones para que se hayan disparado las alarmas. El Ministro de Finanzas sostiene que hay que esforzarse por alcanzar una máxima transparencia fiscal frente a la ciudadanía. De lo dicho se puede concluir que en esta materia también la herencia del régimen anterior es turbia, no está clara, no es confiable.

Es evidente que por esta razón una veeduría ciudadana de la deuda, convocada por la Contraloría, está más que justificada. El problema no es solo el monto de la deuda sino su empleo. El presidente Moreno declaró que hay expertos que le indicaron, por ejemplo, que lo invertido en la rehabilitación de la refinería de Esmeraldas (dos mil millones de dólares) fue desmesurado e injustificable. Y que otro tanto podría decirse del empleado en la del Pacífico.

¿Cuál será la magnitud del problema en las tan mentadas carreteras, escuelas del milenio y universidades construidas por el correísmo al amparo de decretos de emergencia? Esta fórmula (decretos de emergencia) fue el paraguas bajo el que se cobijó mucha de la corrupción hoy develada y la que aún está por develarse.


Aléjese de los palacios el que quiera ser justo. La virtud y el poder no se hermanan bien”. Lucano Escritor latino (39-65) Si la justicia existe, tiene que ser para todos; nadie puede quedar excluido, de lo contrario no sería justicia”. Paul Auster Novelista y poeta estadounidense (1947)