El tren más difícil 

“¿Qué hacemos ahora?” preguntó Archer a Eloy Alfaro. El recordado líder liberal famosamente respondió: “primero, tomémonos un trago de whisky para espantar al diablo” […] Sin más opciones, se ideó la estratégica riel en zigzag para trepar la montaña que hoy conocemos como la Nariz del Diablo. Irónicamente, Archer moriría ya de regreso, en Estados Unidos al caerse de su caballo, al que llamó ‘Ecuador’. Clark, K. (1985) La Obra Redentora.

Con una serenidad que espanta, el presidente Moreno, nos ha anunciado el cierre de la E.P. Ferrocarriles del Ecuador. A la red ferroviaria se la declaró como “Monumento Civil y Patrimonio Histórico, Testimonial y Simbólico» en el año 2008.

Símbolo de progreso y oportunidades, la unión de la Costa con la Sierra. Es imposible no romantizar a esta obra que entre sus vagones y estaciones guarda tantas historias y lágrimas de encuentros y despedidas.

Hoy vemos como las esperanzas se pierden y se expanden por el aire, como el vapor de las locomotoras, hemos llegado a la última parada y parece que el resto del camino tendremos que seguirlo a pie.
Al tren más difícil del mundo no lo destruyó ni la mismísima nariz del diablo, ni el frío inclemente del Boliche o el calor abrasador de Durán.

El tren más difícil, se desploma una vez más por un gobierno irresponsable, un gobierno que no siente nada por nadie, que poco le importa la historia de un país y mucho menos le importa la historia de cada uno de sus habitantes.

Sabemos que la lucha recién empieza, no se puede asimilar los bombardeos diarios de tanta corrupción, inoperancia, desfachatez y muerte que provoca este gobierno. Ya habrá tiempo para sacar fuerzas de flaqueza, pero por el momento, la única certeza que tenemos es la incertidumbre, se siente como la estación se queda tan vacía, al igual que el corazón.

Rogelio Durán