El diablo con sotana

El Papa Francisco acaba de admitir que la Iglesia calló y protegió a curas pedófilos. El Pontífice escribió una carta abierta al ‘Pueblo de Dios’ en la que admite que el dolor de las víctimas durante mucho tiempo fue ignorado, callado o silenciado.

Asediado por los escándalos sucesivos de masivos abusos sexuales de menores por sacerdotes pederastas, encubiertos en sus crímenes por obispos y otros superiores en varios países, el Papa no tuvo más remedio que afrontar la peor crisis de sus más de cinco años de Pontificado

Francisco habló de las marcas que no desaparecen. También de la vergüenza y el remordimiento, de que la Iglesia no estuvo allí, donde debería haber estado. Descuidó a sus fieles y los abandonó. En principio, la carta de Francisco tiene casi todo lo que hay que decir, incluyendo la solicitud de perdón.

El Papa ya había hecho comentarios claros y certeros sobre casos de abuso pero el idioma usado en esta ocasión grita la vergüenza y la profunda repugnancia que siente Jorge Mario Bergoglio como ser humano por los crímenes cometidos y por su encubrimiento. Muchos creyentes podrían sentirse identificados en lo referente a su rabia y su incomprensión, pero para transformar las estructuras eclesiásticas es necesario algo más que una sentida carta.

Las palabras de advertencia no sirven de nada por sí solas. Y menos para las víctimas, enfrentadas a heridas que nunca se cerrarán. Ojalá el Papa no continúe encubriendo, como hicieron sus predecesores, a los sacerdotes y obispos abusadores. No más impunidad.

«Ustedes podrán juzgarlo cuando conozcan la historia”.

Henry James
Escritor estadounidense (1843-1916)

«Quien ha sabido preservar su decoro sabe lo que vale el ajeno, y lo respeta”.

José Martí
Escritor y patriota cubano (1853-1895)