Dar batalla a la corrupción

El Presidente echó a un lado la Ley Anticorrupción de la Asamblea Nacional y le envió una nueva, en que se aprecia más energía, claridad de procedimientos y contundencia para librar la batalla contra la corrupción. Da a los operadores de justicia nuevos instrumentos para actuar con eficacia y precisión, más ajustados a los orígenes, naturaleza y proceder de las redes de corrupción y sus cabecillas.

Es grande la brecha entre la ley y la realidad y el Presidente ha echado luz sobre aspectos clave del fenómeno. En consecuencia, los agnados y cognados de la corrupción corren a buscar cómo hacer que el proyecto se desvirtúe y se encauce por algún atajo que permita a los actores todos, pero en especial a los figurones de la política criolla, cuidarse las espaldas y sus cabezas.

Sin embargo, hay que retomar algunos aspectos de la Ley vetada. Es imprescindible abrir una vía legal expedita para incautar los bienes a los corruptos; recuperar el dinero mal habido, quitándoselo a quienes lo robaron y agilizar los procesos de repetición contra el mal uso de dinero público. Algunos artículos de la norma declinada por el Presidente pudieran reforzar estos instrumentos.

La intolerancia con las prácticas ilegales es esencial para salvaguardar el orden democrático y la estabilidad social. La idea de progreso en Ecuador tropieza con deterioro institucional crónico y un irrespeto habitual de los procedimientos judiciales. Ese es el caldo de cultivo de la corrupción. El presidente Moreno parece querer, por su intervención televisiva de ayer, “tomar al toro por los cuernos”.


El que no quiera vivir sino entre justos, viva en el desierto”. Séneca Filósofo latino (2 AC-65)

Yo defendería la ley, aunque no fuera más que para protegerme de mi mismo”. Thomas Moore Poeta y músico irlandés (1779-1852).