Cien días por el cambio

Los diálogos con sectores populares y políticos abusivamente estigmatizados y con el privado en procura de paz social e impulso desde el empresariado al desarrollo económico, incluida la banca, han sido dos rasgos significativos del proceder del gobierno de Lenín Moreno en estos primeros cien días que hoy culminan. Sin embargo, el enfrentamiento a la corrupción heredada ocupa y preocupa a la mayoría de los ecuatorianos.

En la lucha contra la realidad, el hombre tiene solo un arma: la imaginación”. Théophile Gautier Escritor francés (1811-1872)

Indígenas, feministas, organizaciones obreras y profesionales, grupos feministas y de defensa de la igualdad de géneros han visto abiertas en estos cien días las puertas del despacho presidencial y los salones de reuniones del Palacio de Carondelet. Los prejuicios y el aliento al odio social como arma política el Presidente los ha echado notablemente en el tacho de la basura histórica.

Llega Moreno con índices de aceptación social en porcentajes que su antecesor en el cargo nunca alcanzó, pese a que los suyos fueron notables. Ese capital político, bien administrado, puede desbrozarle el camino para dejar atrás ‘la mesa servida’, el mesianismo, el caudillismo, el atropello de libertades y el estilo soberbio, insultante y prepotente impuesto al país por correa y sus colaboradores más íntimos.

Cuando los fiscales te dicen que están jugando limpio es mejor no darles la espalda”. Michael Connelly Escritor y periodista estadounidense (1956)

Cien días del régimen del presidente Lenín Moreno en los que, efectivamente, la limpieza a fondo de la corrupción ha recibido apoyo concreto y reiterado, aun a costa de tocar a cercanos colaboradores, entre ellos, y de manera notable, al vicepresidente Jorge Glas a quien no vaciló en quitarle funciones y cuestionarlo públicamente. Un accionar que los privilegiados por el correísmo ven con justificado temor y temblor.