Reflexiones Covid-19
‘Quédate en casa’. Es el grito del mundo. Es el mensaje que más veces se ha repetido en la historia de la humanidad y que resonará por mucho tiempo en nuestras mentes; el causante, un virus invisible venido del lejano Oriente, es la expresión de la aberrante globalización, pero a la vez, nos ha recluido en las casas para en familia protegernos y, sobre todo, para mirarnos cuán frágiles somos.
El virus mortal, que ha contagiado a miles de personas y ha segado la vida de seres humanos, sigue su camino y al ritmo, no habrá país que quede inmune al mal que atemoriza y llena de miedo a la humanidad.
Nuestro Ecuador, ‘Ecuador del alma’, tierra de hombres, mujeres, niños, niñas y jóvenes, pobres y ricos; blancos, mestizos e indígenas, todos estamos acechados.
En este momento de angustia, dolor y desesperanza, es cuando debemos volver la mirada a Dios, pero sobre todo al otro, a nuestro diferente, que es nuestro prójimo a quien debemos extender nuestra mano solidaria.
Te propongo y a lo mejor ya lo hemos escuchado, cosas sencillas:
1. Quédate en casa, pero sé solidario: disminuye tus comidas y gastos y de tus ahorros contribuye a quienes lo necesitan.
2. Si eres creyente (católico o no), confiemos en Dios, ya lo dio el Papa ¡no tengáis miedo!, que en la desolación el silencio de Dios se vuelve presencia.
3. Escucha, acoge y respeta las decisiones gubernamentales y de organismos de salud.
4. A los estudiantes, no dejen de prepararse. Lean, entiendan y comprendan. Es el momento de saber que siempre el conocimiento nos dará la fuerza, sabiduría, prudencia e inteligencia.
5. Recupera la familia. No importan las adversidades, es momento de volver a ella y redescubrir su esencia, su razón de ser padre, madre e hijo. En ella está el fundamento de lo que somos y seremos. (O)
Juan Luna Rengel