Suerte
En un centro médico, esperando mi turno, una conversación ajena, era completamente inevitable no prestar atención, ¡estaban a mi lado! Traté de concentrarme en mi libro que casi nunca me falta pero perdí mi batalla, ya que hablaban de la ‘suerte’ de otras personas y de su ‘mala suerte’. Gracias a esta atrayente pero al mismo tiempo frívola conversación, floreció la inspiración por la cual me vi decidida a escribir esto.
Creo firmemente que existen tres tipos de suerte, asocio la primera con la gratitud y al hablar de dar las gracias me refiero a darnos cuenta de la suerte que gozamos al tener vida, amarnos, amar y que nos amen, poder tener todo lo necesario para cumplir nuestros sueños y no me refiero solo a lo físico, sino a la inteligencia subjetiva o intrapersonal. Motivarnos viene a ser una acción que referente a una fuente de energía para nuestros días, olvidándonos del miedo y reemplazarlo por pensamientos positivos y metas por alcanzar.
El segundo tipo de suerte es el de las supersticiones, creencias inversas a la razón, a lo largo de mi vida he escuchado sobre estos fetiches que jamás llamaron mi atención, desde que estaba en la escuela me parecían simplezas y al mismo tiempo hacia lo contrario a lo que me recomendaban (no camines debajo de la escalera, toca madera, no riegues sal) y no sabía el significado ni sentido de esta palabra.
Durante esa conversación mi cabeza estallaba ideas, opiniones, no sé si erróneas, correctas o completamente relativas… una definición habitual del tercer tipo de suerte es que en la vida te vaya bien al azar. Pero… al azar suena muy trivial, ¿no?
Me he dado cuenta que nos acostumbramos a ponernos en el papel de perjudicados por la sociedad o el gobierno, manteniéndonos en la queja y por lo general no trabajamos en hacer las cosas diferentes o progresar individual y culturalmente, salir de esa mentalidad limitante que nos retiene en la comodidad y pensar de manera amplia de manera que se nos haga difícil conformarnos. (O)
Anahí Pérez Guzmán