Cartas al Director…

El suicidio y su estigma social

El suicidio es la segunda causa principal de muerte en el grupo de 15 a 29 años de edad. Se calcula que cada año se suicidan 800.000 personas en el mundo y por cada una de ellas se cometen muchos intentos de suicidio, en el plan de acción sobre salud Mental 2013-2020 de la OMS, se pretende reducir la tasa de suicidio un 10% para el 2020.

Todas las personas en algún momento de nuestra vida experimentamos problemas aparentemente difíciles y en otros casos realmente difíciles de solucionar conforme querríamos. Ante ello el ser humano lucha por mantener un control en su vida y dar lo mejor de sí, según las fortalezas personales, las herramientas adquiridas de la familia y la sociedad durante su vida; sin embargo, si los factores biológicos, psicológicos, sociales y espirituales no son los suficientes, se presentan crisis de tiempo en el que el ser humano se ve tentado a tomar una decisión eterna ante un problema temporal: el suicidio.

Lamentablemente las reacciones ante el suicidio son simples interrogantes: ¿por qué lo hizo?; ¿cómo fue?; ¿existe una razón en especial, por la cual tomó tal decisión?… También se presentan diversas afirmaciones y juicios de valor, muchas veces equívocos y degradantes: para los políticos es una “tragedia social”, para los familiares: seguro tuvo un problema psicológico, es porque se les da todo etc.; los crueles amigos: “siempre fue medio rarito”, los “críticos sociales”: es un acto de cobardía; y los moralistas religiosos: es un pecado que Dios nunca perdona. Estas y demás opiniones conllevan a estigmatizar el acto suicida y las personas que pasaron por una crisis de intento de suicidio y sus familiares afectados prefieren no buscar ayuda profesional con lo cual crece el riesgo de un nuevo intento de suicidio.

La mayor parte de suicidios se cometen porque los síntomas previos pasaron desapercibidos y las alteraciones emocionales no fueron tratadas, por lo que debemos tratar de reconocer sus síntomas para prevenir, buscar ayuda profesional; y, sobre todo, no estigmatizar tanto el tema del suicidio así como los trastornos o problemas que lo generan, pues suele ocurrir que en algunas personas se intensifican la patología mental y no necesariamente se llega a una muerte física sino a una constante tragedia de infelicidad.

Luz Marina Jimbo Ponce

Psicóloga clínica