Varias comunidades piden al Gobierno que controle la siembra de palma africana

Una veintena de comunidades campesinas solicitaron al Ministerio de Ambiente que controle de mejor forma la expansión del cultivo de la palma africana, porque afecta a la biodiversidad del país. Foto: @AcEcologica
Una veintena de comunidades campesinas solicitaron al Ministerio de Ambiente que controle de mejor forma la expansión del cultivo de la palma africana, porque afecta a la biodiversidad del país. Foto: @AcEcologica

Quito, EFE

Una veintena de comunidades campesinas solicitaron al Ministerio de Ambiente que controle de mejor forma la expansión del cultivo de la palma africana, porque afecta a la biodiversidad del país sudamericano.

Con la presencia de expertos de Colombia, Honduras, Uruguay, esas comunidades participaron hoy en el «Primer Encuentro de Pueblos, Comunidades y Naturaleza frente a la Palma Africana en Ecuador», cuyo objetivo fue analizar la problemática del cultivo de esta planta para las comunidades y el medio ambiente.

Nathalia Bonilla, de la organización ecuatoriana Acción Ecológica, dijo en una rueda de prensa previa al encuentro, que en Ecuador «hay 370.000 hectáreas» con cultivos de palma africana y que la mitad de ellas se encuentra en la provincia costera de Esmeraldas, fronteriza con Colombia. Bonilla aseguró que el encuentro de hoy permitirá a las comunidades afectadas mantenerse unidas para defender la naturaleza y exigir al Estado que no permita más cultivos de palma en el país.

Asimismo, la activista reiteró el llamado al Ministerio de Ambiente para que «actúe y controle» a las empresas de palma en el país. El cultivo de la palma africana es la primera causa de deforestación en Ecuador y representa un «atentado a la diversidad», añadió Andrea Díaz, de la Organización Paz y Justicia de Colombia, entidad que asesora a las comunidades ecuatorianas.

«En una plantación de palma el suelo no puede volver a ser el mismo por la cantidad de agroquímicos (que se utilizan), es casi imposible revertir el daño», expresó Díaz.

Roland Merlín, representante de la comunidad de San Lorenzo, en Esmeraldas, dijo que estas plantaciones «contaminan sus tierras y su agua», además que impiden el cultivo de otros productos y causan otros problemas que, muchas veces, terminan con el «desalojo» de los campesinos de sus tierras. Merlín aseguró que esta lucha nace porque quieren dejar a sus hijos un territorio «libre de contaminación y de problemas sociales».

Durante el encuentro, Doris Guilcamaigua, experta en salud de la Universidad Andina «Simón Bolívar», explicó que las siembras de palma, que han sustituido el 40 por ciento de bosques tropicales y 32 por ciento de cultivos de granos, son «perjudiciales» tanto para la salud de los productores y de los consumidores.

«Los tóxicos a los que están expuestos los agricultores causan irritación en ojos, nariz y garganta», agregó y dijo que el «ochenta por ciento» de los campesinos no han recibido capacitación de precaución y cuidado. Los habitantes cercanos a las plantaciones de palma se exponen a «contaminación de ambiente y agua», mientras que para los consumidores hay efectos en la salud, especialmente cardiovasculares, debido a que es una fuente para una mayor saturación de la grasa. Guilcamaigua se lamentó que, pese a que el palmacultivo deja a las tierras «infértiles e inutilizables» por más de 25 años, es una industria que sigue creciendo debido a los bajos costos de producción.