Desde hace 12 meses el Gobierno no ha cancelado por el servicio que prestan las clínicas de diálisis.
Tristeza y preocupación cubrían en el rostro de Ángel Mero Véliz, de 58 años, paciente de la Unidad de Diálisis Renalcentro, ubicada en el sector de La Propicia 1 al sur de la ciudad de Esmeraldas, porque durante a la emergencia podría quedarse sin diálisis, debido a que el Gobierno Nacional no ha cancelado los valores por el servicio que recibe.
El profesional en Ingeniería Agronómica, dedicado a la compra y venta de madera, refirió que perdió uno de sus riñones y el otro con el que sobrevive está infectado y para mantener su estado de salud un poco estable debe realizarse diálisis tres veces a la semana.
“Para mí las diálisis son mi vida, sin ellas moriré”, manifestó Mero, quien, además, dijo que con una sesión que pierda se le hincha el cuerpo agravando su salud.
Pide al presidente de la República, Lenín Moreno, que no se los margine, que se les ponga atención, que si antes eran vulnerable ahora lo son mucho más con la presencia del coronavirus y que no permita que la Unidad donde acude cierre sus puertas.
Catéter o fistula
Adriana Coime, administradora de la Unidad de Diálisis Renalcentro, explicó que, a pesar de las dificultades económicas que atraviesan desde hace un año, siguen prestando el servicio de diálisis a los 70 pacientes que acuden diariamente en tres turnos, según el convenio con el Ministerio de Salud y el IESS.
Sin embargo, lamentó que a raíz de la emergencia sanitaria por el Covid-19 fallecieron siete de sus pacientes, pero por otras complicaciones ajenas al coronavirus. Agregó que ha disminuido la asistencia a las diálisis del 10%, de los pacientes que se movilizan por su propia cuenta, debido a la restricción vehicular.
Exhortó a las autoridades de control no interrumpir la movilidad de este tipo de pacientes, porque no necesitan ninguna identificación, suficiente que les vean un catéter o una fístula en el brazo para saber que es un paciente con insuficiencia renal. El resto es movilizado en una buseta de la Unidad, como parte del servicio que brindan.
Crisis económica
Coime también se mostró preocupada cuando se le preguntó sobre cómo siguen laborando sin que reciban el pago por el servicio que mensualmente entregan a 156 pacientes renales y que desde hace 12 meses no es cancelado, por lo que adelantó que de seguir así se verán obligados a suspender la atención.
Lo que hasta ahora los ha mantenido operativos son los pagos realizados por el IESS, a pesar que no están al día. Es más, han tenido que recurrir a préstamos en los bancos, autogestión y con el apoyo de las otras unidades de diálisis de otras partes del país.
“Estamos abandonados por las autoridades de salud, incluso, estuvo el ministro Juan Carlos Zevallos en nuestra ciudad, tampoco se pronunció sobre las clínicas de diálisis, que, dentro de las prioridades en el campo de la salud, deberían estar los pacientes catastróficos”, lamentó Coime.
Gestionan pago
Los pagos ya fueron gestionados en la Coordinación Zonal 1, solo se espera sean acreditados, sostuvo Adriana Coime, quien dijo que los procesos se interfieren por los cambios que se dan en ese Ministerio. Cincuenta personas, entre médicos, enfermeras, personal administrativo, personal de cocina, choferes, esperan sus pagos.
Además, momentos críticos están atravesando los pacientes con insuficiencia renal por la emergencia sanitaria, por lo que demandan alimentos y sean incluidos en el Bono de Contingencia que está entregando el Gobierno nacional, debido a que por su enfermedad no pueden trabajar.
Opinión profesional
‘La máquina sustituye al riñón’
El nefrólogo de la Unidad de Diálisis Renalcentro, Julio Betancourt Portilla, explicó que los pacientes renales crónicos no deben suspender las diálisis por ningún concepto, debido a que sus pulmones se llenan de líquido y es durante ese proceso que se lo elimina, debido a que del 100% que llega a esa etapa, el 95% deja de orinar.
Refirió que son tres sesiones de diálisis que deben hacerse a la semana y durante cuatros horas cada una. Con ese mismo proceso elimina también los tóxicos como creatinina, úrea, ácido úrico, que se producen por la alimentación.
“Hemos hecho pruebas con pacientes haciéndoles dos diálisis a la semana y resultaron disneicos (problemas respiratorios y otras molestias)”, comentó el profesional.