La organización comunitaria y la apropiación del espacio público toman fuerza en algunos sectores.
La desorganización, el mal manejo de la basura y la inseguridad son los principales problemas contra los que luchan muchos barrios.
Esto lo confirma Édgar Jácome, habitante de La Mariscal, quien cree que esos temas deben ser tratados por el Municipio.
Otras personas, en cambio, han decidido hacer frente a esta problemática impulsando iniciativas comunitarias que les permiten “ir más allá de las quejas, con acciones propias”, como explica José Ignacio Quintana, uno de los directivos del barrio González Suárez.
Hace algunos años, él y otros 20 vecinos conformaron el colectivo Somos Barrio González Suárez. “Mientras la directiva se encarga de peticiones formales y papeleo junto con entidades municipales e instituciones de control, el colectivo ayuda al barrio”.
Parte de sus actividades comprenden las mingas de limpieza. Una de las últimas se hizo para limpiar la avenida González Suárez, desde la plaza Churchill hasta San Ignacio.
El colectivo también emprende campañas en favor del ambiente con propuestas de arborización en el parterre. “Cada vecino adopta un árbol que tiene que cuidar y protegerlo”.
Estas estrategias también se ven en los barrios Quito Tenis, La Floresta o Bellavista. Según Quintana, esta tendencia permitirá “generar una cultura colectiva de vecindad que promueva el cuidarse los unos a los otros”.
“El objetivo es no depender por completo de un gobierno municipal que puede cumplir o no con sus propuestas o nuestros pedidos. Tenemos que buscar la forma de involucrarnos y creo que un organización barrial adecuada puede ser una excelente opción”, expresa Irene Bautista, moradora del barrio González Suárez.
Enfrentar la inseguridad
La ideas de los vecinos también ayudan a mejorar la seguridad. En La Mariscal, por ejemplo, se han colocado botones de ayuda o alarmas comunitarias.
“Si vemos que existe algún robo, tanto a personas que pasan como a los vecinos de los locales, enseguida aplastamos el botón que avisa a la Policía”, explica la comerciante Diana Angamarca.
En Zabala, un barrio del norte de la ciudad, estas iniciativas previenen problemas delictivos.
María Viteri, habitante del sector, explica que hace poco intentaron robar a un adolescente. Ella gritó y los vecinos activaron la alarma. “Todos salieron para coger al ladrón. Lo retuvieron y la Policía llegó y se lo llevaron”.
Debido al aumento de la delincuencia, esta es una de las estrategias que permite que los vecinos se sientan seguros al regresar a casa.
Herramientas tecnológicas
Otros sectores no solo cuentan con alarma comunitaria, sino que también se organizan por chats que les permite alertar a vecinos y a la Policía Nacional.
Fabián Sancha, parte del comité directivo del barrio Pinar Alto, es uno de los promotores del uso de este tipo de herramientas tecnológicas. Él propuso la creación del chat hace cinco meses.
EL DATO
Las directivas barriales pueden funcionar como pequeños gobiernos y acceder a programas de cooperación para ejecutar obras con el Municipio.La situación se repite en el Quito Tenis. Allí, César Escobar, guardia de uno de los edificios cuenta que Hace unas semanas robaron un edificio aledaño al parque Azkunaga. “Ocurrió a las 09:00, es el segundo que asaltan”, pero explica que para actuar ante estos casos recibieron capacitaciones en defensa personal hace diez días. Lo hicieron con apoyo de la directiva. Además, crearon un chat entre guardias y la Policía Nacional, esto para enfrentar los robos y asaltos.
Según Sebastián Villagrán (20), vecino del sector, estas medidas son parte de una estrategia de protección comunitaria que han emprendido en el barrio.
Quintana también creó un chat de seguridad en el barrio González Suárez. “En realidad son cinco chats en total: uno de seguridad, otro de ambiente, otro de mascotas y para otras temáticas”, aclaró.
Esta tendencia se réplica en otros sectores. Por ejemplo, en Tumbaco y Cumbayá, los vecinos crearon un grupo de Facebook que les permite exponer sus casos a los demás moradores para alertar actividades sospechosas y detectar estrategias de robo o de delitos en general.
Estas son algunas de las prácticas que permiten una organización distinta e independiente en los barrios. (ECV)