Francesca Cozzaglio no mira atrás ni para tomar impulso

“En vez de subirte en un auto de carreras, ¿por qué no vas a bailar ballet o te dedicas a otras cosas?”

Ese comentario escuchó Francesca Cozzaglio a sus 13 años por parte de uno de sus compañeros de karting, a quien no le gustaba la idea de que una mujer practicara este deporte.

Pero lo que podría haber sido un frenazo en su vida, fue, más bien, una motivación para que no dejase de aplastar el acelerador.

“Cuando me ganes, ahí me dedico a danzar”, le contestó la piloto quiteña de karting, quien ahora, a sus 24 años, se ha coronado campeona en torneos nacionales y ha participado internacionalmente.

Siempre en el podio
Francesca lleva en su sangre la pasión por el mundo tuerca. Desde pequeña ayudaba a limpiar los carros a su padre, quien es experto en 4×4. A ella no le importaba ensuciarse las manos con tal de adquirir más conocimiento.

Recuerda que a los siete años pasaba con su hermano y su papá en el kartódromo. “Comencé a entrenar a los 8 y a los 10 participé en mi primera competencia oficial. He corrido en Ecuador, Venezuela, España y Estados Unidos”, menciona. Pero afirma que lo que más rememora es su gran paso por el Mundial de Abu Dhabi, en 2012. “Éramos 72 pilotos en mi categoría, yo era la única mujer, un contraste particular, más si se trata de Emiratos Árabes. Fue un choque cultural enriquecedor, aprendí mucho”, cuenta con orgullo.

Muchos de sus colegas la llaman ‘la 34’. Es el número que lleva impregnado en su carro y en su uniforme cuando va a encender motores. Es su cábala, aduce. Tanto así que en el país tiene algunos títulos nacionales y provinciales. “Soy la única mujer que ha ganado los 600 Km de Yahuarcocha, en 2003”, una carrera emblemática en Ecuador.

Y aunque tuvo una para de cuatro años en esta actividad, para graduarse de ingeniera industrial, ha regresado con fuerza. Actualmente lidera el campeonato de Latacunga, del kartódromo de Cotopaxi. Y va por más, quiere buscar otras categorías, esta vez no piensa dejar el volante.

Meterse de lleno en el automovilismo, incluso en la parte mecánica, ha marcado la diferencia con sus colegas. “Tenemos pilotos tan competitivos aquí, que las mínima diferencia en el carro, a veces soltar o apretar un perno, hace que este tenga más ventaja que otro”.

No es para llevar la contra
Cozzaglio lleva una vida en la que el tiempo vale oro, pero la disfruta. Está casada con un hombre que le apoya en lo que ella hace. Él no practica karting, es fanático del motocross y del motociclismo. A los dos les gusta la aventura, por eso cada vez que pueden, sobre todo los fines de semana, se dan una ‘escapadita’ a la montaña para acampar.

En la parte deportiva y social, dice que lucha, no por el feminismo, pues no lo comparte, pero respeta. “Abogo por la inclusión, por demostrarnos que lo que nosotras nos proponemos, lo podemos hacer, sea lo que sea”.

Insiste en que no les motiva a las mujeres a ingresar en el automovilismo por llevarle la contra a los hombres, sino que les alienta a perseguir lo que les gusta, “siempre tomando el control de nuestras vidas”. (PT)

FRASE

Entiendo mucho sobre motores. Soy muy buena poniendo a punto un auto. Me echo flores porque me subo al carro y sé qué está pasando en el”. Francesca Cozzaglio Ingeniera industrial y piloto de karting