Fiestas de Quito: Quito es un laberinto de historias y biografías

Pueblo de Quito. Grabado del siglo XIX, de la obra Quito a través de los siglos, de Joseph Kolberg.
Pueblo de Quito. Grabado del siglo XIX, de la obra Quito a través de los siglos, de Joseph Kolberg.

Una mirada a la capital desde la literatura, la demografía y el urbanismo.

Una urbe compleja. Un mosaico de rostros. La Hora presenta este especial en el cual se mira a la ciudad como un caprichoso personaje literario, de allí algunos fragmentos desde la narrativa y la poesía.

También como el escenario donde conviven decenas de nacionalides y eso se aprecia en el informe central. Y como colofón, una entrevista a profundidad con Fernando Carrión, sobre las tareas pendientes de una urbe que no renuncia a un ideal cosmopolita. (IFP)

Un vértice de
tinta y piedra en los Andes

“Era una región montañosa, agreste dominada por una docena de familias cuyos apellidos se repetían invariables, con una larga historia de injusticias y desacatos. Gente que practicaba el incesto y que vivía sin mezclarse con los indios para conservar la pureza de la sangre. Así mantuvieron intacta la unidad de esas haciendas, formando estados autónomos e indivisibles, sin más autoridad que la dictada por ellos mismos”.

Javier Vásconez, El viajero de Praga

“Era una región montañosa, agreste dominada por una docena de familias cuyos apellidos se repetían invariables, con una larga historia de injusticias y desacatos. Gente que practicaba el incesto y que vivía sin mezclarse con los indios para conservar la pureza de la sangre. Así mantuvieron intacta la unidad de esas haciendas, formando estados autónomos e indivisibles, sin más autoridad que la dictada por ellos mismos”.

Javier Vásconez, El viajero de Praga

“…la ciudad es un océano de tinta donde brillan, juntándose y rechazándose, las medallas de la luz. Desde su terraza, con una mirada circular, se ven de día todas sus colinas… Por qué se habla, por qué él mismo ha hablado, de las colinas de Roma o de las colinas de Atenas y nadie, ni siquiera él mismo, de las colinas de Quito, se ha preguntado muchas veces, antes de pintar el obsesivo paisaje de fondo de la ciudad”.

Jorgenrique Adoum, Ciudad sin ángel

“Lo otro quedaba atrás, es decir al Sur. Porque la ciudad se estiraba entre las montañas hacia el Norte, como huyendo de sí misma, como huyendo de su propio pasado. Al Sur, la mugre, lo viejo, 10 pobre, lo que quería olvidarse. Al Norte, en cambio, toda esa modernidad desopilante cuya alegría singular podía verse en las vitrinas de los almacenes adornadas con pósters de colores sicodélicos”.

Abdón Ubidia, Ciudad de invierno

“Los vientos que corren hacia el noreste barren el smog que al fin choca con las estribaciones del monte viejo. Reparten así la bruma cenicienta. Los vendedores ambulantes añoran el aire limpio. Los niños tosen. Los turistas sufren de alergias. Pero los habitantes de la ciudad que ha alcanzado el cuarto lugar en Latinoamérica en contaminación ambiental siguen mirando hacia arriba, como si aún existiese el azul azulísimo que se ha esfumado”.

Modesto Ponce,
El palacio del diablo

“Quito es una imperfecta geometría con las deudas pendientes. Pasa un taxi pirata a contravía con el chofer borracho hasta los dientes. El semáforo en verde pero frena me pita retrocede y se estaciona. Una puerta amarilla que da pena que parece caerse de aquel mazda viejísimo me guía coquetona nefasta impertinente.

A contracielo subo y digo ¡al centro como si de repente a Quito le sobrara real y medio de centro.

¡Qué balcones floridos ni guaraguas! ¡El centro es un lugar que ya no existe!”

Ramiro Oviedo, Esquitofrenia