Con miles de abejas muertas piden un alto a plaguicidas en México

EFE

Activistas de Greenpeace llevaron ante las autoridades sanitarias más de 30.000 abejas muertas que fueron recolectadas por agricultores del occidental estado de Jalisco para mostrar los efectos nocivos de los plaguicidas en los cultivos mexicanos.

La organización ambientalista presentó las abejas en botellas selladas ante las oficinas de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), en la capital mexicana, como evidencia del daño que se produce a la biodiversidad por la fumigación con plaguicidas altamente peligrosos (PAP), de los que no existe regulación en el país.

Los PAP son aquellas sustancias destinadas a prevenir, destruir, atraer, repeler o combatir plagas, y pueden causar daños irreversibles o severos a la salud o al medioambiente. Los activistas pegaron sellos de clausura en los que podía leerse «Cofepris responsable de autorizar plaguicidas en México», dado que esta es la institución encargada de regular los productos sanitarios, incluyendo los plaguicidas, en el país.

María Colín, abogada de Greenpeace México, denunció que en la normativa mexicana «no existe una definición de plaguicidas altamente peligrosos», y esta ausencia «pone en peligro la salud de las personas y el medioambiente sano».