Julia* tiene 18 años. El primer día de este mes empezó a trabajar en una panadería. Estaba a prueba. Julia necesitaba el empleo. No duró mucho tiempo, Julia fue víctima de un acosador que terminó abusando sexualmente de ella.
El sábado, después de un día largo de trabajo, a las 22:45 aproximadamente, Felipe* de 34 años, administrador de la panadería, le pidió a la joven que fuera hasta el primer piso alto del local para que recoja unas botellas.
Según la historia de la víctima, Felipe le tomó de la mano, ingresaron al piso y puso seguro en todas las puertas. Julia, empezó a buscar las botellas, fue entonces cuando el hombre la besó a la fuerza.
“Tienes un cuerpo bonito, quiero tener relaciones sexuales contigo”, le dijo Felipe.
La joven se negó, forcejeando con el presunto abusador. No pudo defenderse. El hombre la lleva hasta un rincón y la avienta sobre un colchón y abusa de la mujer.
Julia le dijo que la suelte que su padre estaba a punto de llegar, al agresor no le importó y continuó.
Julia se resistió y minutos después el hombre la liberó. “Verá que no pasó nada, que yo no le hice nada”, le advirtió Felipe a la joven.
Después del hecho Julia tomó un taxi hasta la casa de su prima donde iba a quedarse a dormir. La joven le contó todo a su prima.
Al siguiente día, el domingo a las 16:30 fue a su casa. Al llegar les contó a sus padres que desde que empezó el trabajo de prueba, el administrador de la panadería la acosaba sexualmente y que al final abusó de ella.
Los familiares fueron hasta la panadería a reclamarle al agresor, además dieron aviso a la Policía, quienes luego de recabar las versiones, se pusieron el contacto con Fiscalía, desde donde dijeron que no se podía aprehender al implicado porque no era un delito flagrante.
La Policía indicó a las dos partes cual era el procedimiento que debían seguir. (APQ) (Nombres protegidos*)
EL DATO
Se considera delito flagrante hasta 24 horas después de haberse cometido.