A 15 años del atentado contra las Torres Gemelas ya nada es como antes

Ya nada es como antes
HORROR. Nueva York, la capital del mundo, en ruinas por el terrorismo. (ARCHIVO)

La tranquilidad arrebatada a todo el orbe fue el efecto más palpable de los atentados del 11-S hace 15 años. Redacción internacional

La mañana del 11 de septiembre de 2001, Al Qaeda le demostró a Estados Unidos los alcances de su nueva estrategia terrorista: secuestrar cuatro aviones, derrumbar las Torres Gemelas de Nueva York y atacar El Pentágono para marcar un hito y romper la paz mundial estrenada 10 años antes, con la extinción de la Guerra Fría.


Casi 3 mil personas muertas por el ataque, pérdidas multimillonarias y la tranquilidad arrebatada a todo el orbe fueron los efectos más palpables. Sin embargo, el trasfondo fue mayúsculo e impacta 15 años después, de acuerdo con el analista internacional, Valentín Navarro.

Protagonistas y métodos


Estados Unidos se empoderó, se autoproclamó el policía del planeta y estrenó un estado de excepción que le permite vulnerar Derechos Humanos donde sea.
En tanto, el terrorismo estrenó nuevos protagonistas y métodos; ya no son países enteros los responsables, sino células internacionales: Al Qaeda y el Estado Islámico.


Y en el resto del mundo, señala el especialista, revivimos el temor nuclear, nos acostumbramos a vivir en la paranoia, la seguridad se volvió artículo de la canasta básica, se ha ejercido el prejuicio de que todo lo musulmán es terrorista y nos habituamos a la restricción de los derechos civiles.

El Imperio contraataca


A partir del atentado, el Gobierno estadounidense mandó una señal inmediata y rotunda para dejar claro su papel en el mundo, afirma por su parte el internacionalista Mauricio Meschoulam.


“Es Estados Unidos en un intento por recuperar su posición de potencia, que siente vulnerada el equipo de George W. Bush. Es el intento por reposicionarse como potencia global, una potencia que llega y se asienta”, afirma, en entrevista.
“La importancia era asentarte en el corazón de Medio Oriente; sí, una región petrolera, pero es geopolítica, va más allá del petróleo”.

Ya nada es como antes
EMERGENCIA. George Bush junto al exvicepresidente Dick Cheney en el Centro Presidencial de Operaciones en las horas posteriores al 11-S. (ARCHIVO)

“Derivado del 11 de septiembre, Estados Unidos puede intervenir cualquier comunicación que se genere en el mundo, a través de los satélites y todos los medios tecnológicos que tiene a su alcance”, explica Jesús Gallegos, profesor del Centro de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).


Menos derechos civiles


De acuerdo con Ángel Rivero, profesor universitario español, tras los ataques la principal consecuencia fue el aumento en los controles a los derechos civiles, especialmente de los musulmanes.


Según cifras oficiales, después del atentado se registraron las huellas de 80.000 árabes y musulmanes bajo la Alien Registration Act 1940. 8.000 de ellos fueron entrevistados y 5.000 extranjeros fueron detenidos bajo la resolución conjunta del Congreso de los Estados Unidos 107-40, que autorizó el uso de fuerza militar para detener y prevenir el terrorismo internacional en Estados Unidos.


“Ahora la privacidad es una utopía. Se vive en una vigilancia similar a la del Gran Hermano (de George Orwell)”, concluye el analista.


‘Conmigo o contra mí’


Jesús Gallegos explica que las relaciones internacionales se volvieron maniqueas, tal como lo enunció el expresidente Bush: “estás con nosotros o estás contra nosotros”, que pasó por encima de tratados de derechos civiles y humanos.


“Hubo un proceso amplio a escala global en donde fueron encarceladas más de 3 mil personas, según registros de organizaciones, sin un debido proceso, acusadas de terroristas”, explica.

Ya nada es como antes
IMÁGENES. Los bomberos izan la bandera ante el desastre. A la derecha, el ideólogo de los ataques, Osama Bin Laden. (ARCHIVO)

En el nombre de Alá


En cuanto a los grupos terroristas, estos dejaron de provenir de países separatistas o que abanderaban causas de soberanía nacional, como antes de la década de los 90 ocurría con el ERI, en Irlanda, o ETA, en España.


Los neoterroristas son células que no están atadas a un país específico y que hallaron nuevos móviles en los ataques masivos fuera de las fronteras de los conflictos geopolíticos.


Radicalizado el mundo, con el temor a flor de piel y las posturas cada vez más irreconciliables, este 11 de septiembre el mundo cumple 15 años de haber entrado, abruptamente, al nuevo siglo con la misma grieta entre Oriente y Occidente.

‘Torturamos gente’, reconoce Obama


El mandatario de Estados Unidos, Barack Obama, reconoció que su país hizo algunas cosas que “estuvieron mal” tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, entre ellas torturar a algunos detenidos.


“Torturamos a gente”, afirmó Obama en la sala de prensa de la Casa Blanca al comentar la polémica sobre un informe del Senado en el que se investiga el uso de controvertidos procesos de interrogatorio a sospechosos de terrorismo, incluida la asfixia simulada, entre 2001 y 2009 por parte de la CIA.


“Cruzamos la línea, hicimos cosas que van contra nuestros valores”, agregó el mandatario, quien no obstante indicó que hay que entender estas acciones en el contexto de los atentados sufridos por EE.UU.