Prostitución masculina crece en Quito

Precios. Los hombres son mejor pagados que las mujeres
Precios. Los hombres son mejor pagados que las mujeres

Hace pocos años se creía que las únicas que vendía su cuerpo en las esquinas eran mujeres de voluptuosas curvas, con labios rojos y pintura azul en los ojos.

Eran mal vistas por las señoritas, odiadas por los esposas, codiciadas por los inexpertos en el sexo y cotizadas por los hombres ‘maduros’
Las mujeres de la calle, trabajadores sexuales, prostitutas, putas, vagas o como se las quiera llamar, mostraron a la luz pública la necesidad biológica de los hombres solteros, casados, enamorados, divorciados, expertos, adictos al sexo y otros bohemios y pasionales que a cambio de unas cuantos billetes podían complacer sus necesidades o simplemente “pasar un buen momento”.

Tema trillado
Pero hablar de la prostitución femenina es un tema de rutina. Entre los hitos que se discuten se encuentran el contagio de enfermedades de transmisión sexual, el riesgo de infidelidad, la explotación, marginidad, falta de condiciones sanitarias, escaso control de las autoridades, pobreza, anhelos por dejar el trabajo sexual y otros aspectos que parecerían una espiral sin principio y sin fin.

Se sabe de Jesenia, Astrid, Magdalena y un sinnúmero de mujeres que con distintos nombres narran la misma historia, los mismos antecedentes, el mismo tráfico de cuerpos de una provincia o de un país a otro; pero la gran diferencia por hoy es el pago y el lugar donde se lleva a cabo el acto sexual.

En las esquinas se venden por menos de $ 10 dólares y aquellas mujeres con grandes proporciones son desplazadas por niñas mujeres y homosexuales que se juegan diariamente su espacio en el norte, centro y sur de la ciudad.

Y, en las casas de citas, hoy conocidas como ‘nigth clubes’ los costos superan los $100. Las mujeres tienen cuerpos perfectos e incluso la privacidad se la disfruta en hoteles cinco estrellas o en residencias de lujo.

Pero estos y otros aspectos son secretos a gritos en la pequeña gran sociedad quiteña. Los secretos de los hombres han sido descubiertos y han pasado al punto de ser ignorados. Hoy las damas satisfacen sus necesidades biológicas y de afecto tras las cortinas de alfombradas habitaciones, perfumados baños, lujosos autos, pero no se debe dejar aún lado que la inversión por el silencio y el placer se paga caro.

Sexo y punto
El acto sexual es considerado desde tiempos ancestrales por filósofos como Platón como un acto sublime del ser consciente al fundir su cuerpo en uno.

Es con Jesús, que la prostitución inclusive forma parte de uno de los pasajes bíblicos, cuando él defendió a María Magdalena de las agresiones del pueblo, porque ella era en ese tipo una trabajadora sexual o vendedora de su cuerpo.

Ahora, los hombres
Pero hoy en un mundo de consumo, el placer sexual está al alcance de todos. Sea este telefónico, personal e incluso virtual. En el caso de comprar sexo, las alternativas son muchas. Por curiosidad, por deseo e incluso por líbido de las mujeres, una llamada telefónica es más que suficiente. ¿Se ha fijado usted en los clasificados de los diarios quiteños?

Entre ellos: “Llámame, joven complaciente satisface tus fantasías. Te hará sentir mujer”. “Bien proporcionado, brinda exquisitas noches a mujeres que quieren sentir”. “Doy masajes y algo más, exclusivo para damas. Danny espera ansioso”, es increíble pero estos anuncios forman parte de los avisos de los medios capitalinos.

Y efectivamente, las llamadas son exclusivamente sexuales. Los nervios invaden a quien va a realizar la llamada. Se alza el auricular y listo 09… y mientras timbra una contestadota alerta el propósito, gemidos, risas e insinuaciones piden que la ‘interesada’, deje un número para localizarla o caso contrario llame más tarde, lastima primer intento fallido.

Al fin después de probar diez numero, responde Roberto. ‘Hola, solo escucho tu voz y siento que te deseo’, es el saludo. Cómo empezar la conversación es un dilema, pero al final sin saber como la cita se concreta… y en un hotel cuatro estrellas de Quito, se sube un ascensor de espejos y ahí… está vestido con un terno negro, camisa desabotonada hasta el ombligo y en el ambiente el olor de su perfume caro.

Donantes de placer
Para Efraín Soria, coordinador del Programa Asesórate de la Fundación Ecuatoriana de Equidad, la prostitución masculina surge en el ‘boom’ de la equidad de género.

“Las mujeres al tener las mismas condiciones económicas y al tomar sus propias decisiones ven en la satisfacción del cuerpo un derecho, si sus novios, amantes, maridos o simplemente la curiosidad no les satisface, sencillo: por unos cuantos dólares pueden acceder a experiencias sexual y desinhibirse”.

Las mujeres prefieren hombres corpulentos y jóvenes entre los 18 y 35 años, quienes tienen suerte y nacieron con las condiciones físicas que a las mujeres les gustan llegan a cobrar sobre los $ 100 dólares, pero al igual que las mujeres existen hombres que se venden por un plato de comida y hasta por $ 2 dólares para comprar algún tipo de droga.

Espacios de prostitución
Soria, determinó que la gran cantidad de habitantes en Quito hace que las mujeres se vuelvas anónimas en el norte, centro y sur de la ciudad, dando mayor paso a contratar los servicios de los ‘prostitutos’ en lugares como La Amazonas, El Parque El Ejido, La avenida Eloy Alfaro, Agencias de Modelos, gimnasios y en mayor grado a través de llamadas telefónicas a los anuncios clasificados de los diarios de la capital, o el Internet.

Al igual que en la prostitución femenina, existen hombres que cuidan de los prostitutos y son conocidos como cacheros, que son hombres de entre 18 y 24 años que cobran a los hombres por cuidarlos. El cobro puede ir desde dinero, artículos básicos como zapatos, ropa y uno que otro favor sexual.

Análisis
Evelyn Parreño
Físico culturismo: Potencia y Fitness
Cuerpos que se venden
Los hombres con voluptuosos cuerpos comienzan con bailes de sensuales, en despedidas de solteras, cumpleaños fiestas privadas y otros actos sociales. El pequeño hilo entre el arte con la prostitución, se rompe con una propuesta indecente.

Hay quienes recurren a vender su cuerpo porque en el campo deportivo no existe el debido apoyo a los atletas, sin embargo para los deportistas de la Concentración Deportiva de Pichincha es prohibido realizar actividades extras a las prácticas deportivas.

Pero algunos de los casos que se conocen o se escuchan entre los deportistas es el problema para conseguir trabajo en gimnasios, profesores de educación física y otras carreras afines que les obligan a utilizar su cuerpo en baile y uno que otro en prostituirse.

Con el dinero que recaudan quienes trabajan con el sexo ayudan a sus familias, pagan estudios, se mantienen e incluso continúan con su preparación física en gimnasios.

Los hombres musculosos son cotizados, por sus cuerpos y se descartael hecho de que se reduzca su miembro masculino, lo que sucede es que su gran masa muscular hace de su cuerpo más grande, pero su rendimiento es el mismo.

Testimonio
Aprovechar el cuerpo… y dinero extra

Cual Adonis… cuerpo escultural y ese brillo negro que solo la piel morena destella, bastan para acaparar la atención de todos a donde vaya. Miradas sinuosas otras penetrantes, pero ninguna de ellas imagina que aquel hombre fuerte, varonil y, por así decirlo, con una vida normal, es a la vez, un ser casi irreal y anónimo de esta sociedad.

Y es que tras de esa armadura se entreteje toda una historia clandestina de sexo, mujeres y dinero. «Ningún trabajo es malo, lo malo es trabajar», confiesa con una risita insospechada.
Por motivos de confidencialidad no develaré su nombre, solo descubriré un secreto a voces sobre la prostitución masculina.

¿Cuéntame quien eres?, le dije, a lo que el respondió: soy como cualquiera de las personas que viven y tienen un medio para subsistir. El joven tiene razón pensé. A lo que acotó, si eres bueno en algo hay que explotarlo y si tu cuerpo te ayuda, mejor.

¿Qué sientes?… ¡nada!, así de seco y cortante contestó, pero no era suficiente, necesitaba saber en el fondo que es lo que siente un hombre al ser cotizado, pagado y consumido. A la final es como un negocio. De repente, como si hubiera advertido mis pensamientos, me dijo, «yo no me vendo, cobro por mis servicios, nada más. La compañía, el acto sexual y el placer que les pueda brindar, todo eso, solo lo hago profesionalmente. No intervienen los sentimientos».

Pero el corazón es traicionero, acoté, a lo que dijo sin prisa, no cuando sabes a lo que vas y por cuanto vas.

Lo mínimo que ha cobrado son 150 dólares. Pertenece a una especie de agencia de servicios sexuales para mujeres. Van desde diputadas hasta mujeres de la crema innata de Quito que no son bien satisfechas por sus maridos.

Opinión
“Los trabajadores sexuales a diferencia de las mujeres deben tener un tiempo de descanso para complacer a una mujer, lo que no se conoce es si están consumiendo algún tipo de estimulantes como el viagra”. Efraín Soria

Tome Nota
En Ecuador no existen estudios relacionados con la prostitución masculina.

La cifra
$ 2 y $ 200 dólares puede costar un servicio sexual. En el caso de $ 200 se incluye masaje.