Hay dos aspectos que golpean a la sociedad, por estos días de pandemia que han trascurrido a lo largo del tiempo: como la salud y la corrupción en nuestro país. En el primero de ellos ya es conocido por todos nosotros como estamos, entre la tristeza y el ánimo, a la expectativa de nuevos cambios por parte del gobierno ante tantos atropellos suscitados a nuestra gente y al pueblo por estos malos servidores públicos que se han aprovechado del poder político para hacer lo que les ha venido en gana.
Una situación difícil y compleja sin duda para todos, en un país en donde cuyo pico de la pandemia se demora aún en salir, esta nos causa suficiente dolor, preocupación, drama y nerviosismo en los ciudadanos y el pueblo.
La serie de actos de corrupción que han tenido lugar en las últimas semanas es preocupante porque no hay una justicia sana que actué con los principios morales de hacer el bien sin obedecer a los placeres que te brinda don dinero. La pandemia también ha golpeado a la capacidad de respuesta del gobierno del señor Moreno, por la falta de mano dura a la corrupción en enviar una ley en donde todos los corrutos grandes y pequeños deben ser sancionados inmediatamente sin privilegios de ninguna clase.
El reto para estas autoridades gubernamentales es organizarse económica y políticamente para que los meses restantes que les quedan de mandato, alcance al máximo los recursos que son insuficientes en los momentos actuales de lo que señalan para el Ecuador los estándares internacionales, para que procuren y traten de desarrollar estrategias innovadoras –con un futuro renovador para los nuevos gobernantes, porque el desafío es enorme en el frente social, económico y político por la pandemia y la corrupción. Esto puede llevar a muchas personas a seguir cometiendo actos inmorales si no hay una buena estrategia política para evitar que nuestra población acoja malos hábitos.