Resultados y sorpresas

FAUSTO MERINO MANCHENO

Los resultados de la contienda electoral del domingo 4 de febrero, eran los esperados. Alianza PAIS, el otrora poderoso movimiento político que impulsó Rafael Correa y con el cual gobernó más de diez años ganando todos los procesos electorales a los que sometió al pueblo ecuatoriano, ahora está fragmentado en dos corrientes: la correísta y la morenista.

Lenín Moreno, teniendo la sartén por el mango, triunfó en todos los mecanismos del desbarajuste final. Los asambleístas de AP que se iniciaron en sus curules lograron una mayoría absoluta. Pero luego ésta se fue disolviendo lentamente, aunque paradójicamente en temas donde por parte de la oposición existió el pedido de fiscalización a figuras destacadas del correísmo, se mantuvieron unificados.

¿Esto se mantendrá en el futuro o se disgregará la engañosa unidad y los morenistas armarán otro grupo con partidos de oposición que les permitiría desmochar las comisiones legislativas? Todo es posible, aunque el grupo de lassistas considero que seguirá manifestándose como independientes y oposición recalcitrante. Esta medida política les convendría vista a corta distancia las elecciones presidenciales de 2021.

Dos y descollantes han sido las sorpresas electorales. Una, la de que el correísmo ganó en tres de las siete preguntas en la provincia de Manabí, por las que Rafael Correa trabajó arduamente. Es la única provincia donde ganó la tesis correísta. Si como él manifiesta hubiese tenido más tiempo para hacer campaña en el resto de provincias, posiblemente la ganancia del Sí hubiese sido mucho más ajustada. La segunda sorpresa ha sido el pésimo desempeño del correísmo en la provincia Verde. Acá el No sacó los peores resultados del país. ¿Dónde se escurrieron sus seguidores?

De todo lo dicho, surge una verdad. Por lo menos uno de cada tres ecuatorianos sigue creyendo en Rafael Correa. Pero sólo en él. No hay delfines ni delfinas con el carisma, la simpatía y capacidad necesarias para reemplazarlo en el poder. Sin embargo, un posible nuevo movimiento correísta, podría ganar alcaldías y prefecturas en las elecciones de 2019.

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