Jaime Zapata expone obra inédita en el Museo Muñoz Mariño

Artista. Continúa con  sus talleres de dibujo y pintura, cada vez que retorna a Ecuador.
Artista. Continúa con sus talleres de dibujo y pintura, cada vez que retorna a Ecuador.

Cada línea, cada rostro, cada cuerpo ejecutado por Jaime Zapata guarda una historia. Sí, sus retratos son un cuaderno abierto, una bitácora de trazos, tal como lo evidencian los dibujos de su paso “por el Hotel de la Colón”.

Febrero de 2001. Un accidente en pleno Carnaval –un choque múltiple por lluvia en La Marín- lo obligaron a pasar unos días en el Centro de Detención de la Cordero.

Zapata pidió que le lleven un cuaderno y sus lápices y se dedicó a retratar a sus compañeros y a dibujar las acciones que se suscitaban en el lugar. Eso sí, pese a las peticiones, los policías no fueron plasmados.

Ahora, entre risas, un Jaime relajado, con una rala barba que exhibe sus canas y con los churos domados por el gel, recuerda aquella experiencia mientras mira a sus compañeros de cana colgados en las paredes del Museo Muñoz Mariño, donde exhibe alrededor de 50 obras.

“Es un honor exponer aquí. Conocí a Muñoz Mariño, con quien pienso que entablé una amistad, al igual que con su esposa Cristina (Chequer). Somos vecinos de barrio y admiro mucho a Muñoz Mariño porque, además de su trabajo artístico, lo considero un gran viajero y con ello me identifico”, dice el pintor, quien comparte que estuvo a punto de comprar esa casa que hoy muestra parte de su trabajo, “pero la restauración implicaba una gran inversión” y terminó “comprando otra casa en san Marcos”, que es su refugio cada año, cuando desde Francia retorna al Ecuador.

Camino

Además de ciertos dibujos jamás mostrados, el público se aproxima a reconocidas series del artista quiteño como la de las ‘Vendas’, la de los ‘Huesos’ o las composiciones ‘Míticas’, las mismas que demuestran su maestría en las artes plásticas.

Curiosamente, pese a su destreza, Jaime detesta que lo llamen maestro. De hecho, considera que continúa siendo “un aprendiz de la vida, en este viaje de ida que tiene como fin el ataúd”.

Meses atrás estuvo en San Petesburgo (Rusia), en la Academia Imperial de Bellas Artes Iliá Repin (donde piensa regresar para hacer una residencia), un espacio donde la tradición de la plástica sigue viva y que desde hace varios años atrás alimentan la ilusión de Jaime de “al fin aprender a pintar”.

“Soy sincero: a mí me falta academia –señala-. El dibujo es la columna vertebral del arte y hay que dominarlo. El pintar es una tarea difícil. La alquimia de la pintura guarda sus complejidades. Recién siento que estoy aprendiendo”.

Sin falsas poses, el artista insiste en que, aunque es tarde, quiere aprender realmente a pintar: “Puede que me consideren un referente de la pintura ecuatoriana, pero yo sí veo mis vacíos. Para mí pintar es hacer lo que hizo Rembrandt, Picasso o Dalí. A eso uno quiere llegar”.

Legado

Poeta de la imagen, es un defensor de las artes plásticas y tiene su mirada frente a lo contemporáneo. “El arte contemporáneo tiene dos significados: el primero, desde el tiempo, todo lo que se hace en la actualidad es contemporáneo; lo segundo, es una tendencia, una forma nueva de hacer arte desde lo multidisciplinario, un refugio de otros modos de expresión como el cine, la política, lo urbano. Hablamos de un laboratorio de ideas que, en su conjunto, han dado cabida a cosas interesantes”.

El dato
El 15 de diciembre se realizará un encuentro entre Jaime Zapata y el público en torno a su exposición.

Lo que le resulta molestoso es que “estas expresiones se adueñaron de los espacios de la plástica, se tomaron la academia y los sitios de exhibición”.

Parte de sus arribos a Quito responden a esas preocupaciones, lo que ha dado cabida a que se dedique a realizar una serie de talleres donde se rescata la esencia del dibujo, la pasión por la pintura.

Para este año convocó a sus últimos talleristas para proponerles trabajar un cuadro por día, hacer un ejercicio de consumación del arte, ese que le ha permitido “ser libre y vivir haciendo lo que le gusta”, ese que le ha permitido “alcanzar la belleza de la mujer deseada” hasta sentirse representado en cada línea, en cada rostro, en cada cuerpo. (DVD)

Perfil

° Artista ecuatoriano (Quito, 1957). Estudió en el Colegio de Artes Plásticas de la Universidad Central de Quito. Participó en los talleres de Miguel Gayo (Perú), Thomas Daskam (Chile) y Carmen Silva (Ecuador). En 1983 obtuvo el Premio Cristóbal Colón, Madrid.

TOME NOTA
La muestra estará abierta hasta el 15 de diciembre, de martes a sábado, de 10:00 a 17:00.