¿Y…?

Andrés Pachano

Las cadenas nacionales fueron creadas para informar de hechos notables de la vida del país, la mayoría de ellos dramáticos, angustiosos. En la famosa “década” estas fueron tribuna de propaganda y denuestos.

El Presidente de la República, en cadena nacional al presentar la proforma presupuestaria para este agónico 2017 (con todas sus connotaciones) ha dicho que “…la situación de la economía del país es crítica…”, confirmando lo que desde lejos de los estamentos de poder se afirmaba reiteradamente. Confirmando lo que en la campaña electoral se negó rotundamente.

Entonces la cadena del jueves pasado, a tono con la historia, fue la dolorosa y frustrante confirmación de las sospechas ciudadanas: el país, por culpa del ¡irresponsable despilfarro! (y ¿acaso mucho más…?), se debate entre el hambre y la necesidad.

¿Y la plata del petróleo dónde fue?, ¿los millones del fondo de contingencia – aquellos “fonditos”- como despectivamente se los llamó?, ¿los millones de los agiotistas préstamos chinos?; ¿acaso fueron a parar al despilfarro a lo “nuevo rico” que fue la tónica del pasado reciente? o ¿al inconmensurable gasto fiscal al que nos acostumbraron? ¿Estará solo en el manido discurso de ‘tenemos carreteras’ o en las sobre pagadas obras hidroeléctricas? Son preguntas que rondan en los corrillos de nuestra sociedad. Se impone, por responsabilidad cívica, que se audite, que se transparente el multimillonario gasto que ha pignorado el derecho al bienestar de nosotros los ecuatorianos.

¡Mientras tanto!, se pide que toda la sociedad arrime el hombro en los días difíciles que vienen. Arrimar el hombro para que, con el hambre del desposeído, del más necesitado, con las carestías y angustias de los ecuatorianos, paguemos las deudas de la irresponsabilidad, de las corruptelas, francachelas, sabatinas; aquellas de los sobornos y regalos.

Sus áulicos califican al autor del descalabro como el “mejor economista de Latinoamérica”, el, que regodea su buen vivir protegido por guardaespaldas pagados con el hambre de los ecuatorianos. ¡Y nos piden arrimar el hombro!

¡Cómo se ha preterido el bienestar de los niños y de la poca vida de los jubilados de la patria!