Los verificadores buscan afianzarse en la lucha contra el «arma» de la desinformación

La cumbre mundial de verificación Global Fact 10, organizada por la Red Internacional de Verificación (IFCN, por sus siglas en inglés), ha reunido a 500 expertos de 75 países en Seúl. EFE

Periodistas, investigadores y representantes de empresas tecnológicas de 75 países participan en una cumbre mundial que busca hacer frente a la desinformación, especialmente en redes sociales.

SEÚL. La búsqueda de la estabilidad económica de las organizaciones verificadoras y la demanda de una mayor responsabilidad a las redes sociales frente a la desinformación, utilizada como «arma» por países como Rusia, han centrado esta semana la cumbre mundial de dicha especialidad, celebrada en Seúl.

En su décima edición, la Global Fact, organizada por la Red Internacional de Verificación (IFCN, por sus siglas en inglés), ha reunido en la capital coreana a 500 periodistas, investigadores académicos y representantes de grandes empresas tecnológicas de 75 países y ha tenido una audiencia estimada de otros 700 profesionales por videoconferencia.

Durante tres jornadas, la comunidad de la verificación y plataformas como Meta, TikTok o YouTube han debatido sobre las vías de financiación de las organizaciones periodísticas dedicadas a combatir las falsedades y la manipulación.

Los participantes de la cumbre también han exigido mayor responsabilidad a las redes sociales, con especial protagonismo para las críticas a las políticas corporativas del propietario de Twitter, Elon Musk, así como han analizado las graves consecuencias de la desinformación en países como Rusia, Brasil o Filipinas.

La propaganda como ‘trampolín’ para la guerra

La guerra de Ucrania ha vuelto a estar presente en esta edición de la Global Fact en la que tuvo una breve intervención el embajador de este país en Corea del Sur, Dmytro Ponomarenko.

El diplomático pidió «no subestimar la importancia de la verdad» y subrayó «el papel crucial de la maquinaria propagandística rusa a la hora de alimentar la agresión y el odio públicos«, que preparó, según añadió, «un trampolín informativo para la guerra mediante el uso de narrativas falsas o distorsionadas«.

El embajador se pronunció de ese modo tras una sesión protagonizada por la periodista finlandesa Jessikka Aro, que durante años ha investigado la actividad de las llamadas «granjas de trols» rusas, que concentran a especialistas en difundir propaganda y desinformación en las redes sociales.

Aro, quien recordó que para Moscú este tipo de actividad es un «arma» en lo que considera una guerra con Occidente, expuso su teoría de que las embajadas rusas participan de esa red de mentiras.

«Emplean a funcionarios de la oficina de inteligencia que vigilan los espacios de debate e información en los países objetivo y luego organizan operaciones de troleo en los debates en los que realmente quieren influir«, apuntó.

La periodista, que es objeto de acoso y amenazas de muerte, se emocionó al recibir una ovación del público congregado en el auditorio principal de la cumbre.

Elon Musk y la falta de una política de seguridad en Twitter

Tanto la propia Aro como otros oradores de la Global Fact manifestaron que las redes sociales habían hecho poco o nada por impedir la difusión de publicaciones manipuladoras.

Más explícitas fueron las acusaciones contra Elon Musk por parte del el exdirector de Transparencia y Seguridad de Twitter Yoel Roth, quien calificó de «inexistente» el actual programa de la compañía en ese ámbito.

Musk ya había sido acusado por el presentador de la sesión, el director ejecutivo del verificador estadounidense PolitiFact, Aaron Sharockman, de haber difundido «activamente» desinformación para «atacar» a muchas de las organizaciones presentes en el auditorio.

Roth también explicó su papel en la cancelación de la cuenta de Twitter del expresidente de Estados Unidos Donald Trump y el veto a la difusión de un artículo del New York Post crítico con el entonces candidato a la presidencia Joe Biden, basado en datos sacados de un ordenador que supuestamente pertenecía a su hijo Hunter.

Roth, que fue citado a declarar ante un comité de la Cámara de Representantes por esa decisión, recordó que Twitter impidió la circulación de ese contenido ante la sospecha de que su origen fuera una operación de pirateo y filtración maliciosa, pese que él recomendó no tomar esa medida por falta de pruebas. EFE