Loja, la ciudad que no habla del suicidio

Loja, la ciudad que no habla del suicidio
DATO. El hospital Isidro Ayora semanalmente reciben en emergencia al menos cuatro casos de personas que tomaron la decisión de autoeliminarse.

“Loja continúa siendo una ciudad extremadamente conservadora, que no habla de suicidio, salud mental o educación sexual” – Patricia Córdova.

Según un reporte de la Organización Mundial de la Salud, cada año se suicidan cerca de 700 mil personas y por cada suicidio consumado hay 20 intentos más. Todos los casos significan una tragedia que afecta a familias, comunidades y países, y tienen efectos duraderos para los allegados de la víctima. Pueden ocurrir a cualquier edad, y en los últimos años ha sido la cuarta causa de defunción en el grupo etario de 15 a 29 años en todo el mundo.

En Ecuador es la segunda causa de muerte dentro del grupo de adolescentes de entre 12 a 19 años, por ende, es considerado como un grave problema que requiere la atención, tanto de instituciones públicas, como privadas, que por su actividad se ven vinculadas al área social.

En lo que respecta a Loja, hay preocupación por el incremento de suicidios consumados en la ciudad. Según cifras proporcionadas por el hospital Isidro Ayora, semanalmente se reciben en emergencia al menos cuatro casos de personas que tomaron la decisión de autoeliminarse.

Gran parte de los casos que han abordado en emergencia son de pacientes que ya han tenido intentos de suicidio por estrés o frustración. Pero hay también pacientes que lo han intentado por primera vez debido a un estado impulsivo, como producto de situaciones momentáneas que los ofuscaron para llevarlos a tomar una decisión fatal.

Aún, tratándose de un grave problema de salud pública, poco o nada se habla de esta problemática.

Loja, la ciudad que no habla del suicidio
SALUD. Patricia Córdova, psicóloga clínica.

Patricia Córdova, psicóloga clínica de Loja, hace énfasis en la necesidad de hablar sobre salud mental.

“Tras la pandemia, el concepto de salud mental se ha reformulado y no podemos seguir considerándolo como la ausencia de una enfermedad, sino como ese equilibrio que una persona puede tener en su vida con respecto al manejo de las presiones sociales y, por ende, manejar como siente, actúa y piensa”, destaca.

Loja, la ciudad que no habla del suicidio
PROFESIONAL. Gustavo Abad, psicólogo clínico.

Causas

Gustavo Abad, psicólogo clínico, manifiesta que, en el caso de los adolescentes, estos experimentan fuertes sentimientos de estrés, confusión, dudas de sí mismos, presión para lograr éxito, incertidumbre financiera y otros miedos mientras van creciendo. Para algunos, el suicidio aparenta ser una solución a sus problemas y al estrés.

Acceso a la salud mental, un privilegio de pocos

Para el experto, el problema del suicidio en Loja también obedece a la falta de interés en el tratamiento de estos temas por parte de las autoridades.

“En la mayoría de centros de salud de primer nivel no se cuenta con psicólogos clínicos, entonces se pierde la capacidad resolutiva de esos problemas, no hay oferta, pero la demanda de salud mental va en aumento”. Argumento con el que coincide Córdova. “Las personas de las zonas rurales muchas veces deben decidir entre comer o un pasaje para acudir a los centros de salud y recibir la atención. Lamentablemente, los puntos en estos sectores no cuentan con equipos para tratamientos adecuados”.

Derecho y no privilegio

No hay salud sin salud mental. Los trastornos mentales afectan a personas de todas las edades, género, niveles socioeconómicos y lugares del planeta. La OMS calcula que una de cada cuatro personas padece algún trastorno mental a lo largo de su vida. Sin embargo, hablar de ello o contar con ayuda profesional sigue siendo un tabú.

El artículo 11 de la Ley Orgánica de Salud del Ecuador establece que:

Quienes forman parte del Sistema Nacional de Salud, implementarán planes y programas de salud mental, con base en la atención integral, privilegiando los grupos vulnerables, con enfoque familiar y comunitario, promoviendo la reinserción social de las personas con enfermedad mental.