La feria de Otavalo

Autor: Ramiro Ruiz R.| RS 68


Otavalo es una de las ciudades más visitadas del Ecuador. Muchas veces los turistas extranjeros identifican a nuestro país con Otavalo. ¿Cuál es la atracción de esta ciudad? La respuesta es definitiva: la feria de los sábados y el Mercado de los Ponchos.

(( Escuchar el artículo ))

Sobre todo, la presencia de artesanos y comerciantes indígenas, su amabilidad y paciencia. De manera que los visitantes se asombran de la belleza. Las artesanías de múltiples y variados colores las venden al aire libre. Otro encanto es el oxígeno puro y la libertad de caminar.

LA FERIA DE OTAVALO
La feria no necesita un mall cerrado y lujoso donde la gente pasea y oye música, observa escaparates, se sienta, descansa, conversa; En Otavalo el mall está cubierto por el cielo y los escaparates son los puestos de venta. Las casas hispanas y sencillas se han convertido en almacenes y restaurantes incorporados a la feria. Estas casas junto a otras de arquitectura actual han creado un ambiente acogedor, de confianza familiar.

Es fácil distinguir a los turistas de los otavaleños nacidos y vividos en Otavalo. Los otavaleños auténticos llevan indumentaria inconfundible con la perpetua trenza, sombrero, pantalones blancos, poncho y alpargatas de plantilla de caucho blanco y capellada de hilos crudos y tejidos a mano, que ahora casi no existen. Las mujeres conservan el anaco, la fachalina, hualcas, manillas de mullos y camisa bordada a mano y alpargatas de capellada de paño azul y también plantilla de látex blanco. Así visten los otavaleños y así los conocen en muchos lugares del mundo.

ORIGEN DEL VESTIDO INDÍGENA
Tal vez la mayoría de los indios no conozcan el origen del vestido que utilizan a diario y no pasa jamás de moda. La respuesta es tan fácil que la mayoría no lo saben. Bien, el sombrero es de origen italiano; el poncho, anaco, fachalina, camisa bordada, pantalones y alpargatas trajeron los españoles. Este grito de la moda se impuso cuando Caros III reinaba España a los españoles y a las minorías de moros, cristianos y judíos. Ellos tuvieron el coraje de lanzarse al mar, descubrirnos por equivocación y confundirnos con los indios de la India.



Antes de este acontecimiento histórico y crucial de nuestra cultura y civilización, los indios no fueron indios, sino aborígenes. Y en el caso de los otavalos, se los identificó así porque fueron habitantes de siempre del cacicazgo de Otavalo. Este territorio se extendía por el norte desde Popayán y Pasto, y por el sur hasta las orillas del río Guayllabamba. Fue uno de los cacicazgos más importantes de nuestro país, bautizado y sacramentado con el nombre de una línea imaginaria, Ecuador.

De manera que a los indios de Pimampiro, Urcuquí, Ibarra, Atuntaqui, San Roque, Cotacachi y Otavalo los conocemos como otavaleños. Ahora sabemos de buena tinta sus orígenes y apuntamos una simple y terminante verdad.

¿POR QUÉ LA HABILIDAD DE HACER TEJIDOS?
En nuestra historia joven, Ecuador ha sido siempre un país de artesanos. La arqueología ha presentado pruebas concluyentes de la tradición artesanal. Los incas se maravillaron de la habilidad de los artesanos y los seleccionaron a los más imaginativos y virtuosos a que trabajen exclusivamente tejiendo. Las telas preciosas ganaron muchos significados como el religioso, social y político.

Cuando vinieron los españoles y cambiaron la cultura y la economía, la artesanía también soportó cambios. Para cubrir la demanda de productos textiles manufacturados, los españoles instalaron obrajes, los más grandes con más de 500 trabajadores cada uno.

Se inició el intercambio comercial con zonas alejadas. Los tejidos producidos en los obrajes de la Real Audiencia exportaron al Perú, Colombia, Panamá y Europa. Por otra parte, los españoles unieron a la nueva sociedad un gran número de oficios nuevos.

Llegaron artesanos de origen judío, exactamente de Sefardí, el pueblo de judíos de España; pero los españoles despreciaban el trabajo que se hacía con las manos. Para nuestra suerte histórica se iniciaron en el país carpinteros, zapateros, herreros, hojalateros, alpargateros, peluqueros, sombreros, sastres quienes hacían su trabajo con tecnología de punta para ese tiempo, y nuevos materiales, estilos y diseños.

La expansión de la economía mercantil promocionó la especialización de muchos artesanos indígenas. La habilidad y capacidad de trabajo aseguraron el progreso de la economía y ganaron una posición relativamente próspera entre las clases sociales. Los artesanos independientes urbanos y rurales que trabajaban en pequeños talleres (chorrillos) se mantenían a pesar de que los obrajes se arruinaron por la competencia de los países de Europa. El número de artesanos fue revelador cuando comenzó el periodo republicano. En el siglo anterior, y en el presente, los artesanos han registrado un franco apoyo a la economía.

LA PRODUCCIÓN TEXTIL
La mayor producción textil de la Sierra está en la provincia de Imbabura. En Otavalo, los artesanos de manufacturas de tejidos venden en el mercado semanal de la famosa Feria de Otavalo, sin descuidar a las ciudades del país. Exportan a Estados Unidos, Italia, España, Inglaterra, Alemania, México, Panamá, Colombia, Perú, Chile, Argentina, Brasil.

Las comunidades de la provincia de Imbabura se han especializado en las artesanías del tejido. Los tejedores de fajas trabajan en Cotacachi en las comunidades de El Cercado, Imantag, Topo Grande, Tutucu, La Calera, Mama Cumbi en San Martín. En Atuntaqui, se distingue Natabuela. En Ibarra, Puca Huayco, Los Óvalos, Catabamba. Y en Otavalo los pueblos de Ilumán, Agato, Arias Ucu, la Compañía, Comuendo, Paninquitra. Entretejen ponchos de lana en telar de cintura en Ilumán, Angelpamba, Peguche y Cotacachi. Cobijas de lana en los telares de pedal en Quinchuquí; lienzos de algodón en San Juan y bufandas de lana en la comunidad de La Bolsa. Los tapices de lana o de orlón tejen en Otavalo y Peguche. Estos productos salen a la venta cada sábado del año.

GASTRONOMÍA Y TURISMO
Los otavaleños son artesanos y comerciantes cosmopolitas. Han aprendido a degustar otra gastronomía, asimilan hábitos, rutinas de la vida diaria, en fin, otros rasgos culturales. Aprendieron a hablar inglés. Compran casas y pisos en la ciudad de Otavalo y manejan vehículos del año.

En la feria los restaurantes esperan a los turistas. Pueden consumir fritada con llapingachos, además, comida italiana, japonesa y francesa. La feria tiene un ambiente grato y acogedor, único en Latinoamérica. Otavalo es un lugar especial de cultura, conocimiento de nuestras raíces, paisaje de colores azules y verdes, lagos, ríos, misterios, leyendas.