Jaime Roldós, mujeres y familia fueron parte del mensaje con el que Guillermo Lasso quiere generar confianza.
Un texto de 4.527 palabras fue preparado para que el presidente, Guillermo Lasso, leyera el día de su posesión. Tardó una hora y seis minutos en dar el discurso. Dos veces su voz se quebró y fue al momento de hablar de su familia.
Al mencionar a su esposa, María de Lourdes Alcívar, y a sus hijos, improvisó. “Ahí hay de fondo un mensaje potente. Para (Guillermo) Lasso, su familia juega un papel importante y estará presente a lo largo de su Gobierno”, explicó Juan Bernal, decano de Comunicación y Tecnologías de la Información de la Universidad Hemisferios y especialista en Comunicación Digital.
Siguiendo con la línea de su intimidad, Lasso no ocultó su apego a la religión. Antes de recibir la banda Presidencial se santiguó. Ese lenguaje no verbal lo beneficiará- según Darío Ramos, PhD en Comunicación- ya que 8 de cada 10 ecuatorianos son católicos, de acuerdo a un informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos, realizado en 2012.
Separación de los discursos contestatarios
Los dimes y diretes han marcado los discursos políticos en los últimos 14 años y con su mensaje, Lasso dejó claro que quiere separarse de ese camino, según Bernal. “Hay un cambio discursivo. Ha tratado de evidenciarlo desde su narrativa, separándose de lo contestatario y confrontación. Trata de marcar un cambio de época política para el país, anclado a su insignia: un Ecuador del encuentro”. Esta última palabra fue una de las más usadas: 14 veces en su discurso.
Tanto Bernal como Ramos explicaron que el Presidente evitó mencionar al gobierno pasado, para no darle protagonismo y desprenderse de la sombra de Rafael Correa y evitar comentarios sobre Lenín Moreno. Aunque, sí envió mensajes indirectos. Aquí dos ejemplos:
- “Ante todo, gracias al pueblo ecuatoriano por confiar en mí. Pueblo maravilloso, pueblo trabajador. El mejor pueblo al que un presidente puede aspirar”. Esta fue la manera de Lasso para contestar a una de las últimas declaraciones de Moreno: “Algún momento una persona me manifestó, y me lo dijo de forma frontal como acostumbra la gente: Ojalá tuviéramos un mejor Presidente. Yo le dije: Ojalá tuviera yo un mejor pueblo también”.
- “Sé también lo improbable que este día parecía para muchos. Que en un momento dado todo esto parecía una batalla imposible. Pero la verdad es que eso se debía -en parte- a que durante muchos años nuestros predecesores se encargaron de desfigurar nuestra reputación e historia de vida”. Lasso.
Lenguaje para ganarse la confianza
Para Ramos, el discurso fue emotivo, con la intención de ganarse la confianza de quienes no votaron por él. “Es consciente de que llega al poder con un electorado diverso, sin ser sus partidarios. Nombrar a uno de los presidentes más importantes del Ecuador (Jaime Roldós +) fue para ganar adeptos, así como el hecho de que se le haya quebrado la voz. (…). Hay que destacar que su discurso fue solidario con las mujeres”, a quienes nombró ocho veces.
En cuanto a su comunicación vocálica, entonación, ritmo y contacto visual, Bernal explicó que son detalles que los manejó acertadamente y “hablan bien desde el punto semiótico”.
De hecho, Bernal resaltó que en un par de ocasiones Lasso se dirigió a la presidenta de la Asamblea, Guadalupe Llori, de Pachakutik. Esto, para intentar acercarse al sector indígena. “La diferencia siempre enriquece. Seamos diferentes, pero estemos conectados. No son choques, es complementariedad y ayuda mutua. Es minga”, dijo, mientras nombraba a Llori. (JG)
Presidente conservador en un Estado laico “Quiero ratificar una vez más que seré el jefe de un Estado laico. Sin embargo, aquello no implica un país donde se niega nuestro lado espiritual”, dijo el mandatario, Guillermo Lasso, quien invitó a su posesión al presidente de la Conferencia Episcopal del Ecuador, monseñor Luis Cabrera, a otros miembros de la iglesia católica y a un pastor evangélico.
Sin embargo, representantes de las religiones luteranas, judaísmo, islam y
testigos de Jehová no fueron invitados. Para encontrar un Estado laico es
necesario, dice Berrú, reconocer el pluralismo religioso sin que esto influya
dentro de las políticas públicas. “Puede ser que el 99% de los ecuatorianos
sea de una religión, pero en un Estado laico, ninguna puede estar sobre otras”.
(AVV)