Periodistas amenazados

Un Estado débil y con escasos recursos no es capaz de llevar a cabo todas las tareas de investigación y prevención en materia de seguridad que, en teoría, le corresponden. Por tanto, en países como el nuestro la tarea de develar el alcance y la gravedad del crimen organizado suele recaer en la prensa.

Mientras en otros lugares los periodistas aguardan a que las autoridades suministren la información sobre las amenazas a la seguridad para alertar a la ciudadanía, en nuestro medio muchas veces sucede al revés; es el Estado el que, para proceder, espera a que los medios informen sobre algún particular.

Por ello el crimen organizado tiene un fuerte incentivo para perseguir a la prensa.

Cuando empiezan a incubarse, los grupos delictivos suelen ser vulnerables. En ese momento, una población informada puede presionar a las autoridades, quienes, a su vez, podrán reprimir con éxito a dichas organizaciones. Ante ello, silenciar a la prensa permite al hampa crecer en las sombras hasta alcanzar tanta fuerza que el Estado deja de ser una amenaza, incluso resignándose a convertirse en socio.

Varios periodistas han sufrido graves amenazas y hostigamiento por parte del crimen organizado en la provincia de Los Ríos. Si el Estado no lo reconoce y los protege, estará permitiendo la consolidación de fuerzas siniestras de cuyo avance se arrepentirá amargamente. Parte del trabajo de la prensa es informar a la ciudadanía y sus autoridades de lo que no quieren o pueden ver. Con esta denuncia, también está cumpliendo su deber.

FRASES DEL DÍA

«A veces uno reconoce a la verdad porque momentáneamente te destruye.”

Akwaeke Emezi (1987), escritora nigeriana

«Los pueblos más dados a la política son los más atrasados, los más faltos de riqueza, de ilustración y de prosperidad.”

Ramón Rosa (1848-1893), pensador hondureño