Los 25 allanamientos que la Fiscalía General del Estado llevó a cabo ayer en Quito, Guayaquil y Samborondón, y que concluyeron con una lista de 14 órdenes de detención, 9 detenidos, $ 32.580 en efectivo y varios aparatos electrónicos incautados, desnudan 14 años de corrupción, coimas y glosas arregladas en Petroecuador.
La corrupción en el país es endémica; existe en todo sector y es parte funcional del modus operandi de la actividad público-privada. Lo sabemos todos y se lo confirma casi semanalmente: no hay contrato que no cobre, proceso de fiscalización que no cueste, ni pago del Estado que se de gratuitamente.
Bien dicen que la podredumbre del pez empieza por la cabeza. En el renovado ímpetu que despliega la Fiscal General, Diana Salazar, aupada por los aires democráticos que trae el triunfo de Guillermo Lasso y el claro apoyo del gobierno de Estados Unidos, se le va la mano e insiste con el exhibicionismo tan característico de sus predecesores. ¿Qué necesidad hay de difundir fotografías de la intimidad doméstica, en horas de la madrugada, de aquellos requeridos por la justicia para fines investigativos?
Cuidar la forma es tan importante como el fondo, y abusos al derecho humano a la dignidad y la presunción de inocencia no deben dejar hilos en los procesos de los que más tarde podrán tejer los acusados.
Hay quienes piensan que el país ha tocado fondo. Mirar a aquellos que no se sueltan de las garras del narcoterrorismo y el crimen organizado como sistema de gobierno nos hace creer que no, pero es urgente emprender el camino hacia la transparencia y la honestidad, caiga quien caiga.
El petróleo crea la ilusión de una vida totalmente cambiada, una vida sin trabajo, una vida gratis. El petróleo es un recurso que anestesia el pensamiento, nubla la visión y corrompe.”
Ryszard Kapuscinski (1932-2007)
Periodista y ensayista polaco.