Su momento

Agustín Sánchez Lalama
Agustín Sánchez Lalama

Con la Asamblea posesionada y encabezada con los principales detractores del gobierno saliente (sin duda no sobresaliente), inicia el momento de aquellos que en el discurso simplifican la situación del país. Mucho se especula alrededor de los pactos y acuerdos que habilitaron una votación casi unánime para elegir al nuevo presidente de la Asamblea, que incluyó un combo de comisiones sensibles como la de fiscalización a presidirse por el correísmo dejando fuera de espacios de poder a quiénes impulsaban su antítesis, me refiero a Construye y Gente Buena. A pretexto de la gobernabilidad, todo fin justifica los medios, en este caso no queda sino confiar que los acuerdos visibles no posean agenda oculta y trasciendan a impunidad ni repartos que nos ha acostumbrado la politiquería ecuatoriana.

Extraño resulta que el partido de gobierno entrante se haya quedado fuera de puestos relevantes en la Asamblea, ni siquiera su principal alfil o vocera ha sido considerada en dichos espacios. No pretendo subestimar la capacidad e inteligencia del presidente electo y sus operadores políticos, empero se demuestra muy confiado ante quiénes ahora ostentarán una mayoría que a futuro podrá ponerlo contra la pared, basta regresar a ver. A este inicio transitorio, no dejaremos de llamarlo una oportunidad de cambio, eso se refleja por ahora en los nuevos cargos anunciados para el gabinete ministerial, pero resultará inútil si no se acompaña con verdaderos acuerdos legislativos que traten temas sensibles y prioritarios relacionados con seguridad, energía, y reactivación económica, sin descuidar la verdadera causa de los problemas sociales que se vinculan al descuido del sistema de educación y servicios públicos en zonas marginales. 

El transcurrir del tiempo dentro del corto período de gobierno, sacará a la luz las verdaderas intenciones de quiénes ahora ostentan este pacto que, por el bien de todos, espero que tenga el mejor de los resultados, y no se escude en “falta de tiempo” para atarse a una nueva campaña presidencial que pretenda extenderse en el poder, pues por ahora, mientras todos nos enfocamos en el ¿qué pasará?, otros ya ejecutan acciones para lo que será la campaña presidencial del 2025. Derecho de dudar del pacto tenemos, así como también tenemos el derecho, y en esta ocasión preferiré aquello, estar equivocado y que aprovechen su momento.