Si el pueblo se diera cuenta de que no necesita presidentes ni autoridades que le dirijan, disfrutaría de su libertad

Si el pueblo se diera cuenta de que no necesita presidentes ni autoridades que le dirijan, disfrutaría de su libertad
Joffre Villalva

Joffre Villalva

Desde George Washington, primer presidente de los Estados Unidos 1787 hasta la fecha; se ha utilizado la figura de “presidente” para designar a una sola persona como jefe de Estado de una república según la constitución de los Estados Unidos del mismo año: es decir, 237 años repitiendo el mismo error. La libertad de un pueblo no se adquiere, se conquista; no se da, se gana…no se pide, se consigue; pero para que un pueblo decida levantar la voz y rebelarse, debe de existir un sentimiento de agravio, una opresión y una violación de los derechos fundamentales más íntimos; pero vemos al Ecuador 2024 adormecido y atontado por la comunicación en masa que ofrece una interminable variedad de programas copiados o reciclados: para el entretenimiento familiar, disuaden melodiosamente o dramáticamente a vivir en comodidad, para no levantar la voz; el pueblo al parecer disfruta de sufrir la falta de su libertad, tal vez sea por eso que seguimos eligiendo autoridades al azar, sin compromiso ni garantías con el pueblo, campañas llenas de ofrecimientos vandálicos que chocan con la realidad cotidiana y la relativizan hacia un paraíso mediático de ensueño. 

Se vienen consultas y gastos adicionales al presupuesto general del país, sin un plan de trabajo que sustente el desarrollo económico de la familia ecuatoriana, se exige el pago de multas, impuestos y un largo etcétera para tener derecho siquiera de hablar como ciudadano de nuestras libertades, con ello si no tienes recursos no importa ni tu opinión ni tu existencia. Pero si el pueblo se diera cuenta de que no necesita presidentes ni autoridades que le dirijan, disfrutaría de su libertad al máximo, vaciar las arcas fiscales que pagaban a los mantenidos por el sistema burocrático nacional; seudo-burgueses sin carisma ni formación, y también a aquellos que lucran con el lavado de cerebro a la población. Entonces perderían   al reemplazarlos por sueldos básicos y el interés de postularse de nuevo para volver a engañar al pueblo que les eligió.

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