Lunes negro

Iván Paredes

‘Tanto va el cántaro al agua, que al final se rompe’. El Ecuador ha tenido que sufrir grandes complicaciones y asonadas desde el inicio de su creación en 1830, pero no por sus ciudadanos, peor aún por el devenir de la naturaleza sino, por su estructura, organización o clase política, como queramos llamarle, este mal espacio fraguo el porvenir de un grandioso país que se fue derrumbando para desembocar en el 2007, donde se entrega la gobernabilidad a un grupo de personas que tenían otras intenciones ajenas al desarrollo y progreso del Estado y sus conciudadanos.

Es así, lo que nos ha tocado vivir el día más inverosímil de la historia, que nadie ni siquiera se hubiese imaginado que el país donde se respiraba paz, tranquilidad, armonía, hasta los años 90’ siendo la envida de muchas otras sociedades, hoy se tendría que enfrentar entre sí por aquella siembra maligna que fue impregnada hace 14 años. Ese día, fue el lunes 8 de enero del año en curso, luego de terminar en alegría y jolgorio el fin e inicio del nuevo año, nos despertamos con la noticia que uno de los mayores capos de una organización delictiva se ha fugado de la cárcel, nadie sabía como ni en que forma, la incertidumbre, asombro, molestia y hasta desconfianza se sintió en el territorio. Fue el inicio de la hecatombe social, interna y externamente; es decir, aquel lunes negro dibujo al Ecuador como el país más violento, delincuencial, inseguro, desunido que, por supuesto, a todos nos salpicaba algo de lo que se podía percibir y sentir al mirar los acontecimientos inauditos e inimaginables.

Mirar un cúmulo de personas manifestando a favor de otro capo delincuencial en la cárcel de la provincia de Chimborazo pidiendo no ser trasladado a un centro de privación en la provincia del Guayas (al siguiente día se fugó de dicha cárcel); mientras tanto, las personas privadas de su libertad -PPL-, se amotinan en diferentes cárceles del país. Terminado el día con un Estado de Excepción con Toque de Queda o, mejor dicho, la libre movilidad para todos los habitantes del paraíso que, en otrora fue.