Eddy Arrobo Rodríguez
A un mes de la posesión en todo el país de las nuevas autoridades como alcaldes, prefectos, viceprefectos, concejales urbanos y rurales, vocales de juntas parroquiales e integrantes del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, la mayoría ciudadana se encuentra angustiada, en zozobra e incertidumbre ante la ola delictiva y de inseguridad que azota y tiene sometido a todo el país.
Desde la aflicción ciudadana que se siente una vez más traicionada, engañada y utilizada, al ver cómo les vendieron humo con el cuento del “Ecuador del encuentro” y más bien pasó a ser el “Ecuador del desencuentro” como resultado de la falta de gobernanza y liderazgo, la misma que no permite los cambios sustanciales que requieren las instituciones públicas; habrá que estar pendientes y vigilantes del modo de actuar de las nuevas autoridades.
La verdad es que a la población solo le queda el consuelo de saber que la esperanza es lo último que se pierde y esperan que sus nuevos representantes cumplan con lo que ofrecieron en campaña electoral.
En la provincia de Loja, tanto para la Prefectura como para la Alcaldía, la ciudadanía se manifestó en las urnas por gente nueva y anhela que estos vayan acompañados por personas que tengan la conciencia tranquila sin pasado judicial, con visión contemporánea, profesionales que no hayan estado vinculados a la ineptitud, inercia y sumisión de administraciones del pasado.
Como reza el adagio popular “Para muestra un botón”, el mal ejemplo lo tenemos con el presidente de la República, a quien desde todas las corrientes se le advirtió que si quiere tener éxito en su gobierno era necesario la depuración y descodificación del talento humano en todos sus ministerios, cosa que a la fecha no la ha cumplido ni la cumplirá. Hoy, su tozudez le pasa factura y pende de un hilo en la cuerda floja, por su inconsecuencia con la gente que quiere un cambio con trabajo, honestidad y sin corrupción.