Álvaro Peña Flores
Un resiliente sabe dónde está y conoce cuáles son sus fortalezas. La certeza de saber que tienes talento y los recursos con los que cuentas son la base para el éxito personal y profesional. La resiliencia es la capacidad que tiene el ser humano para sobreponerse a situaciones de extrema adversidad, por asuntos de duelo, crisis afectivas, situaciones laborales y asuntos relacionados con la mala gestión de emociones. En el deporte, como en muchas otras áreas profesionales, la resiliencia es un entorno en el que las personas han descubierto sus recursos más poderosos para salir victoriosos.
Hay denominadores comunes que la mayoría de los deportistas tienen y son: comenzar a preparar el camino a corta edad, como estrategia que los pone en ventaja sobre los otros; es muy sabido que la persona mientras más pequeña sea, más tendiente a aprender es. La adversidad se la vence con la perseverancia, mientras más pronto es aceptada, más pronto es la recuperación. Mantener el hambre por aprender y mejorar cada día es otro de denominadores comunes que hacen de un deportista, resiliente y de éxito, saber que siempre se aprende más y conocer sus limitantes, hará de éste un profesional altamente competitivo. Un factor importante a considerar también es la gestión eficaz del ego y conocerse a fondo, porque permite a los deportistas mantener la templanza con mente lista y lúcida. Y por último, pedir ayuda y declararse vulnerables es el principio de cualquier aprendizaje; tener consciencia de esto abre las puertas a una nueva realidad, más confiada y profesional.
Las medallas obtenidas días anteriores por nuestras compatriotas en Halterofilia son signos de la gran capacidad de resiliencia que han tenido y de saber que, los acontecimientos más dolorosos en sus vidas, han incrementado el hambre e impulsado el deseo por subirse al podio. Sembrar las semillas de la gloria es el principio del ciclo de la cosecha del laurel.