Fe, Esperanza y Caridad

Desechar la mediocridad
Desechar la mediocridad

Álvaro Peña Flores

Navidad. Venida. Nacimiento. Buena Nueva. Todos son sinónimos de una sola cosa: bendición y agradecimiento. Bendición para los creyentes, que tenemos la convicción de que desde lo alto (Dios) vienen toda clase de dones que nos hacen ser bienaventurados y, agradecimiento, a la vida, por el ciclo que empieza y termina y que auguramos será igual de bueno o mejor que el que termina.

¿Qué significa celebrar la navidad? Si el año corrido vivimos hastiados de las cargas que nos hemos impuesto o las que nos han sido cargadas a la fuerza. En la casa, en el trabajo, en la sociedad y en donde estemos. Sentarse a comer y celebrar con personas que a veces detestamos, resulta ser una titánica tarea que se la realiza en nombre de la confraternidad.

Las típicas frases: “que Jesús nazca en nuestros corazones”, “que todo sea dicha y prosperidad” y “que podamos celebrar muchos años más estas fiestas” se han quedado en el discurso romántico y comercial. Porque en el fondo anhelar que una persona divina nazca en nuestro ser para que nos cambie la vida resulta bastante utópico y hasta hipócrita a veces.

Pero por patético que parezca, es real. Es necesario que en nuestro corazón nazca y, sobre todo, crezca Jesús. Y que ese crecimiento, permita desarrollar las habilidades que en nuestras capacidades son imposibles de gestar: “Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos”. Ese es el sentido de la navidad. El amor que traspasa las barreras del odio, la desesperanza, la desilusión, el desánimo y la precariedad, y que llega al estado de la Fe, la Esperanza y la Caridad. En esto se resume la Navidad y el advenimiento de días mejores para el mundo y para nosotros mismos.

Que esta navidad sea la mejor que hayamos vivido a lo largo de nuestra vida.

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