En el otro lado del mundo…

Victoria Ramón
Victoria Ramón

Victoria Ramón

En los últimos días hemos constatado una vez, como la vigencia de los derechos humanos pasa desapercibida, y lo que es peor, combatida, en algunas partes del mundo. El alzar la voz y defender una convicción propia del ser humano se ha convertido en un grave error que debe ser pagado, inclusive, con la muerte.

Esta constante lucha emprendida desde siempre por la humanidad ha estado revestida de diversos matices que engrandecen la esencia del ser humano. Si bien ha diferido según la época y el ámbito geopolítico donde se encuentra amenazada, en todos los casos, la dignidad y valentía han emergido como clara y convincente respuesta para sus opresores.

Los castigos crueles por defender convicciones jamás serán parte de dogmas culturales, políticos y religiosos, es violencia y representa la tiranía disfrazada, de la cual no podemos guardar silencio y en ninguna circunstancia puede transgredir la vida humana.

Alzar la voz y defender con convicción lo que cada uno cree, es necesario y fundamental, en la diversidad de opiniones y pensamientos está la verdadera riqueza, la misma que debe ser respaldada por el respeto, pues no se puede transgredir por pensar distinto.

El llamado a la defensa por la vigencia de los derechos humanos nos debe convertir a todos en protagonistas desde nuestra cotidianidad para contribuir a ejercer una verdadera acción colectiva, como medio idóneo de compromiso de transformación social, que contribuya a la construcción de fuertes lazos de convivencia humana, basada en el respeto por la dignidad del ser humano y la libertad por las ideas que profesa.

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