El opio del pueblo

Desechar la mediocridad
Desechar la mediocridad

Álvaro Peña Flores

La frase popular acuñada a Karl Marx: “La religión es el opio del pueblo” en la actualidad se la ha extrapolado diciendo que, a más de la religión, el futbol es el opio del pueblo. Convirtiéndose así, este deporte, en el gran adormecedor de las crisis políticas, sociales y económicas. La alegría, la emoción y el éxtasis dura, lo que dura un partido de futbol. Creo que este Mundial ha sido uno de los más polémicos de la historia, porque ha salido a relucir lo que, según recuerdo en los anteriores mundiales, jamás se mencionó respecto al respeto de los derechos humanos.

El punto de disensión de este mundial ha sido el irrespeto a los derechos humanos, tanto de las mujeres, de los colectivos LGBTS, de los trabajadores por las condiciones laborales en que vivieron para la construcción de los estadios y demás asuntos que han sido la comidilla mediática estos días.

Quienes gustamos del rey de los deportes, esperamos esta cita mundialista para disfrutar del buen futbol y del arte de los futbolistas. Es bastante bochornoso ver a los protagonistas de los partidos haciendo gestos o utilizando distintivos peculiares en señal de protesta. Da la impresión de que los obligan a hacer el ridículo a veces; pero no es de extrañar, si lo que más se ha mercantilizado ahora es el futbol. Y todo obedece a la agenda progresista que está haciendo tanto daño a la humanidad. No estoy en contra de protestar, me parece excelente. Pero sería mejor si, después de la fiesta mundialista, todos aquellos que se sienten aludidos, se organicen y protesten como debe de ser. Con hechos concretos, ideas, dinero y acciones.

Pienso que la protesta es más bien una forma de ganar más fama y con ello, más dinero. Porque a más del futbol, son muchas otras drogas las que nos tienen alineados, y nos consumen inmisericordemente.

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