El desorden institucional del país

La probidad del CNE en estas elecciones
La probidad del CNE en estas elecciones

Lindon Sanmartín Rodríguez

Llegó el 2008, año nefasto para Ecuador y comenzaba el problema para el país, con una Constitución nacida en Montecristi, que da más garantías que obligaciones. La independencia de poderes desapareció e ingresamos a un hiperpresidencialismo.

Se degradaron los poderes del estado. Legislativo y Judicial a funciones del ejecutivo, similar sucedió con el Tribunal Supremo Electoral y con el resto de instituciones. El ejemplo era cada sábado donde se imponía una tesis y de inmediato se cumplía en los organismos de justicia, caso contrario se levantaban acciones administrativas para los directivos de ese entonces.

El palacio de Carondelet, es testigo de las vorágines de la moral, todos los días, el salón amarillo y de banquetes era un pandemonio de festejos, que con soberbia nos enrostraban cada sábado del menú y el festejo semanal que realizaban con los recursos de los ecuatorianos.

La Asamblea es la gran culpable de la aprobación de leyes, las mismas que nunca se socializaron y peor tuvieron el debate “PARLAMENTARIO” en cada una de las bancadas, porque lo que se constituyó y se sigue viendo en asambleístas es “levanta manos” que ni siquiera entienden y razonan lo que aprobaron, leyes que en su mayoría van en contra del país y protegen a ciertos individuos o grupos ideológicos.

La Justicia, la más afectada en sus principios morales y administrativos. Cuando se nombró el consejo transitorio de la judicatura, se desmoralizó toda la institucionalidad, porque en su mayoría de contratados no tienen el perfil profesional y de experiencia, es por ello que manifestamos la “Urgencia” de ir a una reestructuración de la justicia, pero con una selección de hombres y mujeres idóneas y probas.

El Ecuador, es como el núcleo familiar. Falla el jefe de familia y toda la estructura se desintegra.

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