Lluvia, truenos y centellas

Iván Paredes
Iván Paredes

En estos días nos ha tocado experimentar la fuerza, bravura y esplendor de la madre naturaleza que nos enseña el respeto, cuidado, pero sobre todo, el amor que le debemos tener por el mismo hecho de ser la proveedora de todo lo necesario para seguir existiendo, más aún, la generadora de vida; por ello, tenemos que entender las torrenciales lluvias, los fuertes truenos y pequeñas descargas eléctricas con enérgicas ráfagas de viento denominadas centellas, son parte de ese ciclo variable que solo en su inmensa sabiduría sabe hacerlo y, razonando desde la astronomía, el cambio lunar produce estos fenómenos que causan temor y desconcierto, pero que son parte del inmenso y vasto Universo creado para germinar existencia.

La irresponsabilidad e irrespeto por parte del ser humano, hace que el proceso natural cambie y varíe, convirtiéndose en peligroso para los seres vivos. Modificar el caudal de los ríos, construir elementos en lugares que son primordiales para el ecosistema o construir las denominadas selvas de cemento, indudablemente, alteran lo establecido. En nuestra ciudad, al trasladarse por la vía Aguaján somos testigos de la enorme tala de árboles producida por personas torpes, desconsideras e inútiles que no pueden entender el daño que producen al cortar estos preciosos seres que han tenido muchos años protegiéndonos y oxigenando el aire que respiramos, todo el sector hasta la vía que llega a Chibuleo se encuentran tumbados en el cemento, sector que está considerado como espacio protegido, pero que las “dichosas” autoridades no hacen nada para frenar con el abuso y la desfachatez en contra de este hermoso territorio que es parte de la ciudad y que, nos pertenece a todos. Lluvias, truenos y centellas, siempre abran, necesarios para la continuidad del Planeta, pero la humanidad debe ser consciente en limitar su accionar y no destruir la Pacha Mama, solo por buscar una satisfacción personal.