Huella de carbono

Seguramente el término huella de carbono le suena familiar, pues el enfoque del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que tiene como prioridad la implementación de programas obligatorios y voluntarios para cuantificación de emisiones y remociones de gases de efecto invernadero (GEI), ventajosamente va tomando fuerza. La realidad apunta a la urgente toma de acciones frente a los impactos del cambio climático, problemática directamente vinculada a los procesos humanos y productivos, los cuales requieren ser cuantificados, para mitigarlos o reducirlos. Dentro de este objetivo, Ecuador al igual que otros países de América Latina, han adoptado políticas públicas que inician con programas voluntarios, en nuestro caso el Ministerio del Ambiente ha puesto en marcha el Programa Ecuador Carbono Cero (PECC).

Estos importantes programas persiguen motivar a las organizaciones, principalmente del sector energético e industrial, a cuantificar su inventario de GEI de forma simple, para diseñar estrategias que de forma transparente se involucren en las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NCD), que a su vez, constituyen planes de corto plazo para alcanzar objetivos de amplio alcance como limitar el aumento de la temperatura mundial a 1,5 ºC.

Lo anotado no puede resultarnos indiferente, actores públicos y privados deben involucrarse en el PECC, no solo por un aspecto reputacional institucional que refleje su conciencia ambiental, sino por razones de oportunidad y ventaja competitiva en mercados como la Unión Europea, donde licitaciones exigen a oferentes estándares ambientales, en mercados locales introduciendo factores de diferenciación como ‘compras públicas verdes’, acogerse a financiamientos verdes para implementación de programas institucionales para reducción de GEI; y, a escala nacional, a través de la conservación o restauración de ecosistemas, que se incorporen a esquemas retributivos en mercados de carbonos. Es decir, en un futuro próximo los grandes contaminantes estarán obligados a compensar con la compra de bonos de carbono en mercados nacionales e internacionales.

La temática ambiental debe dejar de ser vista como algo secundario, si lo que persigue el país y sus ciudadanos es calidad de vida, los acciones y esfuerzos no pueden encontrarse ajenos a los objetivos de desarrollo sostenible, dentro de los cuales la acción por el cambio climático resulta relevante. El clima está cambiando, nosotros también deberíamos.