El desamor por los políticos

Carlos Arellano

Mientras las organizaciones políticas ultiman detalles para su participación en las elecciones seccionales de 2023, los ecuatorianos naufragamos en la desesperanza que éstas provocaron durante las últimas décadas.

Atravesamos un momento representado por un evidente rechazo en la forma de hacer política. El desamor por los políticos, que Rafael Correa aprovechó para llegar a la Presidencia de la República, está más vigente que nunca.

Las pugnas de poder, el deterioro de la credibilidad de los máximos dirigentes de las distintas organizaciones, la corrupción, el derroche de fondos públicos, la inacción de las autoridades, etc., son parte de la cotidianidad de este momento.

No existe movimiento político que represente una inmediata posibilidad de transformar la realidad local ni nacional. Las organizaciones políticas, sin excepción, viven tiempos de desprestigio. Sus líderes más representativos y militantes que desempeñan cargos de elección popular han provocado la crisis que padecemos.

En las próximas elecciones, UNES, PSC, ID, Pachakutik y Creo, en un proceso de reciclaje, designarán a los militantes que durante años engrosaron sus billeteras. Sin duda, habrá quienes buscarán formas -incluso inmorales- de conservar su poder o intentarán, a través de una campaña plagada de mentiras, insultos, demagogia y más, regresar al poder.

En lo local, posiblemente los mismos actores que durante 16 años lideraron la Alcaldía de Ambato estarán presentes en las próximas elecciones: Luis Fernando Torres o un delegado de su familia, Luis Amoroso e incluso el actual alcalde Javier Altamirano.

Si Altamirano opta por la reelección, empleará los mismos trucos que utiliza el común de los políticos: adjudicará e inaugurará obras al apuro y utilizará los recursos comunicacionales del Municipio para promocionarse. Lo hizo Amoroso, lo hizo Nebot, lo hizo Correa, lo harán todos.

¿Existen en la provincia líderes académicamente preparados, innovadores, sensibles con la realidad y ajenos a la vieja forma de hacer política que asuman la responsabilidad de dirigir la transformación que la provincia y sus cantones requieren?

Ojalá que el próximo año nuestros votos impidan que los mercaderes de la política lleguen al poder.