Y encima querían ponerlo a Glas: ¡qué caretucos!

Ugo Stornaiolo

Lo del correísmo parece sacado de las novelas de García Márquez: puro realismo mágico. Como se sienten ganadores de las elecciones creen que pueden seguir haciendo lo que les da la gana (ya deben hasta estar nombrando ministros y otros funcionarios). Armaron la convención en Portoviejo y a la vieja usanza de su partidocracia, gritaron: “una sola vuelta”. El resto de los candidatos no cuenta…

La maestra de ceremonias y prefecta del Guayas, Marcela Aguiñaga (la de los “errores de buena fe” de los terrenos de Samanes y ‘diosa del Olimpo de Correa’) anuncia, sin sonrojarse, que el candidato a la presidencia es Jorge Glas: sí, el mismo que estuvo preso por corrupto, que veía sangre en las paredes y oía ruidos en la cárcel. Que no ha devuelto ni un centavo por la corrupción. Sí, el mismo de la tesis de ‘Rincón del Vago’, al que un juez de medio pelo (otro más) de Yaguachi, le restituyó sus derechos políticos.

Los correístas sabían desde el principio que si así decidían (estratagema del prófugo en Bélgica que ordena todo) serían impugnados, por las resistencias que el exvicepresidente genera. Así, “el muy digno” Glas, declinó su seudo candidatura y designó como candidata a Luisa González (una ex asambleísta leal y servil al caudillo neopopulista, con algunos antecedentes cuestionables y provida, como su líder) y se recicló como su binomio a Andrés Arauz (el mismo al que el saliente presidente le decía en el debate “Andrés, no mientas otra vez”), que es otro que genera reparos.

Como tienen seguro el voto duro saben que podrán hacer lo que quieran. Los objetivos son claros: arrasar en las elecciones, tomarse la presidencia, la asamblea, la corte de justicia, la judicatura, la fiscalía y la contraloría, porque ya tienen el CPCCS. Desde esas instancias intentarán otra asamblea constituyente, porque ésta (la de Montecristi, pese a todos sus vicios y defectos y de cómo les sirvió para sus abusos) ya no sirve.

Con esto, total impunidad para los delitos de la década perdida y, de paso, declarar la santidad de su máximo líder, que volverá al país libre de culpas para vengarse del que pueda. El Ecuador se va a parecer no a Venezuela (antiguo paradigma) sino a Cuba o Nicaragua, en donde se atornillaron vía reelección indefinida (que los correístas impulsarán) los dinosaurios Daniel Ortega y Miguel Díaz Canel. Regresa el correísmo y se acaban las esperanzas de un mejor país. ¿Esto es lo que querían el pueblo y los políticos? Y encima trataron de candidatizar a Glas (toda una pantomima): ¡qué caretucos!