La gallada de Olón

Ugo Stornaiolo

No es novedad que los gobernantes confundan intereses privados y públicos. Lo hizo Sixto Durán Ballén permitiendo que el esposo de su nieta fugara en un vuelo presidencial (Flores y Miel). La familia Bucaram dentro de su gobierno (el millón de Jacobito en las aduanas). El dinero de Aspiazu en la campaña de Mahuad.

La familia de Lucio Gutiérrez en la presidencia y embajadas (hermanos, primos y cuñados). Los negocios de Fabricio Correa en el gobierno de su hermano (con millonario juicio de Correa a los periodistas Zurita y Calderón; los asuntos privados y públicos de Lenin Moreno y su familia (los Ina Papers); y de Guillermo Lasso (su cuñado Danilo Carrera, “el gran padrino”).

El conflicto de interés no es una marca de Daniel Noboa. Un proyecto inmobiliario en un área protegida en Santa Elena, autorizado en tiempo récord por el ministerio del Ambiente. La foto del “equipo ganador” tras la consulta popular es la foto de “la gallada de Olón”. Muchos involucrados en el proyecto Echo, en donde Noboa tiene su “mini Mar-A-Lago” (alusión al club de Trump en Florida).

Involucrados en el asunto: la primera dama, líder de la empresa promotora, la ministra de Ambiente Sade Fristchi (dijo que la amazonia era un país), el ministro de Energía encargado, Luque, y la directora de la agrupación política en el poder (ADN, siglas de Daniel Noboa, lista 7 en la próxima elección), María Beatriz Moreno.

Noboa también mezcló lo público con lo privado. El antecedente, su viaje a Rusia cuando era asambleísta, junto con colegas, financiado por su bananera (para abrir mercados en ese país), hasta la ley económica urgente que le amnistió en pago de tributos por $ 59 millones (intereses y multas de su deuda al SRI). La gallada de Olón teje alianzas empresariales desde el gabinete.

César Febres Cordero agrega otro personaje a la gallada, la ministra ecuatoriana-mexicana Mónica Palencia, “que se asombra por escuchar voces extranjeras entre los manifestantes”, cuando es mexicana. Olón, refugio de mochileros y surfistas, cercana a Montañita, es hoy el Mar-A-Lago del jefe de estado, desde donde consiguió, a última hora, su candidatura a la asamblea y el trampolín a la presidencia.

Noboa llenó, agrega Febres Cordero, “su proyecto político y su gabinete de empleados y amigos”. Escribe Rubén Montoya, “si los denunciantes dicen la verdad, estaríamos ante un demencial abuso de poder. Segundo: porque demostraría que el régimen entiende poco y nada de rendición de cuentas”. De nada sirve que la inmobiliaria haya desistido de la construcción.