Si renuncia Lasso: ¿después qué?

Ugo Stornaiolo

Conspiraciones, de las que habla el mandatario, hubo desde antes del 24 de mayo de 2021, cuando se rompió el acuerdo parlamentario con los socialcristianos y el correísmo. Intentos para derrocar a Lasso, hubo siempre. Los actores: los mismos (correístas, la Conaie, Pachakutik, Nebot y los socialcristianos). Los hechos: intentos de destitución parlamentaria, la muerte cruzada y Leonidas Iza calentando las calles en junio de 2022.

El libreto no cambia. Comenzó años antes, con el anterior gobernante: octubre de 2019. Desde entonces, el correísmo (que representa 25% del electorado) y Pachakutik y la Conaie (que solo tienen el 7% de los votos) van perfeccionando su estrategia para que se caiga el presidente Lasso.

La Asamblea sigue forjando informes sin pies ni cabeza para iniciar juicio político al mandatario, sin importar que no haya nada que lo involucre. Ya aparecerán las ‘pruebas’. Iza y la Conaie miran —y esto es una novedad— sondeos para ver si pueden volver a sitiar el país. Aunque hay indiferencia en la gente, lo que hace Iza no lo acepta la mayoría (ni entre sus bases que ya hablan de que “el pueblo no come piedras”). Iza le lanza la pelota a la Asamblea y amenaza.

La gente quiere trabajar, a pesar del gobierno, de los políticos, de los indígenas, de la asamblea, de la justicia, del CPCCS y del Consejo Electoral. La gente espera que el Estado no fastidie. Un Estado ineficaz que no entrega medicinas en hospitales, que demora más de tres meses en dar pasaportes. Con una justicia cooptada por las mafias, una legislatura semianalfabeta y un gobierno insulso y anodino, que construye castillos en el aire.

Si a eso se suma que las narcomafias y la delincuencia se van tomando poco a poco el país, cabe preguntarse: si renuncia, lo remueven, si hay muerte cruzada o si se va Lasso (que da igual), ¿quién viene después? ¿un iluminado del correísmo -tipo Arauz- o del indigenado -uno tipo Iza- que resolverán todo desde el primer día que lleguen al poder?

El canibalismo político gana espacio, la mediocridad de los actores es evidente y crecen el desasosiego y la desesperanza (6 millones de desempleados y los ecuatorianos son el grupo que más busca migrar cruzando la selva del Darién). Hay desconfianza en las instituciones y en los políticos, mientras las narcomafias (ya no importa si financiaron las campañas de Correa y Arauz y tienen vínculos con el círculo cercano de Lasso) se frotan las manos: tienen un país que les permite hacer lo que les da la gana. Perfecto: que se vaya o que renuncie Lasso. ¿Y después qué?