La longevidad incomprendida

Rodrigo Contero Peñafiel
Rodrigo Contero Peñafiel

Rodrigo Contero Peñafiel

Uno de los problemas que preocupa a los profesionales de la salud, sociólogos, economistas y políticos es el progresivo envejecimiento de la población. Envejecer preocupa porque la esperanza de vida conlleva enfermedades crónicas o degenerativas que con el tiempo van en aumento y, desde el punto de vista colectivo, genera debates positivos y negativos sobre la incertidumbre de cómo abordar la vida luego de la jubilación.

La carga de enfermedades que supone para el sistema de salud público o privado desencadena una serie de polémicas por la mala administración o la necesidad de llevar adelante proyectos técnicos y no políticos por parte de las autoridades. No puede ignorarse el costo para las familias, al no saber cómo atender la cantidad de problemas que llevan quienes dieron parte de su vida en sus trabajos y aportaron muchos años al IESS. Se requiere de una atención médica adecuada, una pensión jubilar justa y programas psicoterapéuticos que permitan sobrellevar los años de envejecimiento.

La percepción del tiempo es un fenómeno complejo que puede variar dependiendo de la edad, el estado de ánimo o la situación en la que nos encontremos. Cuando realizamos actividades agradables, parece que el tiempo vuela, si estamos aburridos o ansiosos el tiempo parece eterno. Entender cómo funciona la percepción del tiempo permite mejorar el bienestar biopsicosocial de las personas; una percepción distorsionada de éste puede ser un síntoma de algún trastorno psicológico. La vida no es un juego, se vive una sola vez.

Las dificultades para atender correctamente a las personas de la tercera edad en una sociedad en que las familias se van reduciendo porque las parejas planifican un menor número de hijos o ninguno, produce un aumento tardío de la mortalidad y una longevidad excepcional, que requieren programas económicos, sociales y de salud responsables, con conocimiento y proyección en el tiempo. Los beneficios del bienestar emocional y una actitud positiva ante la vida sobre la longevidad saludable se imponen en un mundo donde los viejos son ignorados por sus familias, el IESS, los sistemas de salud y el Estado.