Reconstruir… sin olvidar

En medio del rebosamiento de actitudes y hechos negativos, tanto personales como institucionales, durante el período eleccionario llegó el analgésico, un triunfo apretado de uno de los candidatos. Respiro y alivio temporal.

El aliento concede tiempo para ayudar a reconstruir… sin olvidar. No descuidar de la memoria 20 y más casos reprochables, uno más dañino que otro, para la mayoría de ecuatorianos. La inscripción dolosa de candidatos, alquiler de partidos políticos, compra descarada de membretes de agrupaciones, citas clandestinas, ofrecimiento de dinero por votos, intromisión de delincuentes juzgados. Todos, contrarios al perfil democrático deseado.

Las elecciones no son sinónimo de democracia, pero son su puerta de entrada; no sólo significa cumplir con lo ofrecido sino impulsar muchas innovaciones. La educación es una de las primeras, pues nos conduce hacia una sociedad justa y equitativa.

Se debe alcanzar una formación cívica que rechace espontáneamente los frágiles, simples y ridículos ofrecimientos mediante firmes capacidades para discernir y rechazar invitaciones indignas, como ofrecer dinero y no trabajo.

El nuevo gobierno tiene prioridades: resolver problemas coyunturales e implementar, programas de educación cívica, iniciando a los cinco años con conceptos de dignidad, orden, responsabilidad; continuando en Educación General Básica con prácticas de tolerancia, funcionamiento de la sociedad y el rol a desempeñar; hasta el bachillerato y nivel superior, con temas como el estado de derecho, equidad social y defensa de los derechos humanos.

Utilizando términos pedagógicos, sugerimos crear aprendizajes significativos o relevantes (Ausubel), partiendo de esas malas experiencias descritas, vistas en el entorno social para educar (Vigotski).

Tras 14 años de denunciar errores, hoy la intención es ayudar a reconstruir porque, “la educación genera confianza, la confianza genera esperanza, la esperanza genera paz” (Confucio). Y lógicamente, progreso.