No es el enviado por el cielo

Agudos pensadores advierten que el dilema de América Latina es la tentación entre el ideal de la democracia y la tentación, siempre presente, del mesianismo político. En su libro Redentores, Enrique Krauze describe las ideas encarnadas en vidas tocadas por la pasión del poder: el heroico Martí, el idealista Rodó, el poeta Octavio Paz, Eva Perón, el Che Guevara, García Márquez, Vargas Llosa. Finalmente conecta a Hugo Chávez con el culto al héroe y su fracaso en Venezuela.

Es curioso pero los latinoamericanos hemos aportado en ideas a los europeos, con nuestra tradición caudillista y el culto al héroe, esperanza del pueblo que le sigue en sus desvaríos, fracasos y abusos, como sucedió en el Ecuador con Correa, sentenciado por soborno, prófugo y parlanchín, quien sin embargo tiene seguidores, unos oportunistas por volver al poder, otros ciegos de la escasa calidad de su héroe.

Al respecto Borges anotó sobre Carlyle, el verdadero inspirador de tales sueños caudillistas: “Carlyle defiende con razones de dictador sudamericano la disolución del parlamento inglés por los mosqueteros de Cromwelll”. Se refería en que tras la decapitación del rey Carlos I, Cromwelll (1599-1658), disuelve el Parlamento para volverse con “el poder de Dios, el Lord protector de Inglaterra”. Carlyle por azar descubre a José Gaspar Rodríguez Francia, dictador vitalicio de Paraguay y lo llama el “Cromwell de Sudamérica”, el “hombre enviado por el cielo”. Gaspar Francia había dicho “Mi contrato de arrendamiento con Paraguay es de por vida”. Lo que nos recuerda   a Perón, Castro, Maduro, Ortega, tal vez a López Obrador y a aspirantes como Nayib Bukele.

Lasso no es “el enviado del cielo”; por eso el pueblo y los llamados “progresistas” no lo ven como el “Redentor” y sus partidarios olvidan que sus ideas no objetables son de banquero — además que así lo elegimos—. Como todo gobernante subido en el potro del poder tendrá sus actos populistas, pero lo cierto es que no hará milagros, ni transformará el agua en vino, ni rebajará el costo del pan, ni encontrará el dinero en los árboles. Su honestidad y buena fe serán su herencia.