Mirar al prójimo, es decir, al pueblo

Alejandro Querejeta Barceló
Alejandro Querejeta Barceló

Lasso salió ileso de la emboscada parlamentaria de la semana pasada. Su relación con los Pandora Papers era el armamento que apuntaba en su contra. Logró que todo quedara en papel mojado. En tres votaciones seguidas los oportunismos de diverso color pudieron concertarse. El incumplimiento de la ley que prohíbe a los funcionarios tener bienes en paraísos fiscales, no pudo demostrarse jurídicamente.

“No tengo nada que ocultarle al país”, dijo semanas antes. En política, ser coherentes no siempre es fácil. Para concertar voluntades se requiere tener entre manos la verdad de los hechos. Lo mismo sucedió con la ley de reactivación económica. Los partidos coaligados en su contra no lograron que cuajara una votación en su contra y la ley ya está vigente. Sus impugnadores ahora sólo pueden ejercer su derecho al ‘pataleo’.

No es estar a favor de esta ideología o determinados apetitos de poder, sino de buscar amplios consensos para salir de una crisis demasiado prolongada a la que nos han conducido la mayoría de los partidos y movimientos políticos hoy mismo representados en la Asamblea Nacional. Una crisis que conlleva un crecimiento inusitado de la delincuencia, intra y extra carcelaria, y pavorosas cifras de desempleo y subempleo. Y, sobre todo, una desesperanza cruelmente alimentada.

En efecto, como alguien dijera, el mal tiene que ver también con una forma de demonizar a los demás. Demonizar, para que algo que podría ser transformador, sea inutilizado. Lasso pudiera estar equivocado en muchas cosas, y la Asamblea Nacional y el Poder Judicial en otras tantas, pero hay que buscar una salida viable al país, que nos incluya a todos. Cada uno tiene hoy en sus manos, más que nunca, la llave de la recuperación, si es que la honradez y la decencia van al frente.

En estas fiestas navideñas los políticos prefieren emplear su tiempo en armar arbolitos, en pavos y lechones, y empinar el codo. Todo “con las debidas medidas de bioseguridad”. En enero se volverá a activar el campo minado. No importan las consecuencias económicas, sociales y políticas que se irán acumulando a corto, medio y largo plazos. En ocasiones es necesario mirar al prójimo, es decir, al pueblo al que dicen defender, y recapacitar.

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