Reto de la salud para el nuevo gobierno: desafíos y oportunidades

Miguel Crespo

Es imperativo buscar una conciliación integral en el país, especialmente en áreas tan fundamentales como lo social, educación, la seguridad y la salud.

La crisis global del COVID-19 sigue sin superarse. Mientras que países desarrollados establecían metas de recuperación a 5 o 10 años, en nuestro país nunca se planteó una verdadera rehabilitación del sistema sanitario. Durante la pandemia, se desvinculó a 6.000 personas que brindaron su contingente, a pesar de la promesa de estabilidad laboral establecida durante el gobierno anterior. La llamada ‘Ley Humanitaria’ se convirtió, desafortunadamente, en una herramienta de separación en lugar de un beneficio para quienes arriesgaron sus vidas en los peores días de la crisis global de salud.

Rehabilitar el sistema de salud no solo implica un análisis retrospectivo de los merecimientos de los nombramientos y reconocimientos a aquellos que sacrificaron tanto. También implica evaluar la salud mental de quienes estuvieron en la primera línea y presenciaron la tragedia de cerca. El presidente Noboa podría hacer un gran servicio al considerar la salud mental del personal de salud expuesto a un enemigo silencioso que dejó una profunda secuela de dolor y destrucción.

El desafío persiste más allá de la pandemia. Las unidades de salud están desabastecidas, con un suministro de medicamentos e insumos que apenas supera la mitad de lo necesario para garantizar una atención digna y justa. La gratuidad y el acceso deben ser garantizados, evitando que los ciudadanos tengan que llevar dinero extra a las unidades de salud para comprar medicamentos, realizar exámenes o incluso acceder a servicios.

Intervenir de manera inmediata y urgente en los sistemas de salud es una necesidad apremiante. Los gerentes deben explicar su gestión, ya que los presupuestos asignados deberían ejecutarse eficientemente. Sin olvidar la continuidad de proyectos importantes, políticas públicas, garantizando el derecho, el enfoque de género y la interculturalidad.

El gobierno actual enfrenta un camino difícil y un auténtico desafío que solo puede superarse dejando de lado las diferencias y trabajando en conjunto. Esto implica colaborar estrechamente con organizaciones sociales y colectivos que día a día luchan por el bienestar de los ecuatorianos.